Estreno

Pero existe una vida mejor

No es fácil abordar una historia sobre la inmigración sin caer en clichés y redundancias. Joao Nuno Pinto tardó ocho años en fraguarla y, después de ese tiempo, se encontró con la sorpresa de que no había perdido frescura.

La Razón
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«Quería hacer una película sobre la situación de Portugal y cuando consigo estrenarla, la economía se derrumba y el filme se vuelve más actual que nunca», comenta. Puede presumir de que la fortuna le ha sonreído en su primera incursión en el largometraje porque, según datos del productor Pedro Uriel, en la última década sólo tres películas portuguesas han pasado por los cines de España. Una exclusiva lista de la que «América» ya forma parte.

Confiesa que cuando cayó en sus manos el primer guión que Luísa Costa Gomes había elaborado basándose en uno de sus cuentos, le apasionó tanto que tuvo la certeza de que aquella historia se convertiría en su primer largometraje. «Me identifiqué con su mordacidad y su visión crítica, pero quería que el enfoque se hiciese desde una mirada extranjera. Me resultaba más fácil contarla así porque yo nací en Mozambique y, aunque me siento portugués, siempre vi mi país desde fuera», explica Joao Nuno. Buscando esta óptica extranjera, el realizador decidió cambiar la nacionalidad de la protagonista, Lisa, y convertirla en una inmigrante rusa casada con Víctor, de origen luso.

En medio del matrimonio se encuentran la ex mujer española de Víctor –interpretada por María Barranco– y un turbio negocio basado en la falsificación de pasaportes. De este modo, «América. Una historia muy portuguesa» utiliza la dramática perspectiva del inmigrante para poner el acento «en el más débil de la cadena de dependencias» –tal y como explica Nuno–, pero acaba convirtiéndose en una hiriente reflexión sobre el conformismo y la vulnerabilidad humana.

El filme está rodado en la zona marginal de A Cova do Vapor, un escenario laberíntico que consigue imponerse a la voluntad de los protagonistas y diluye la frontera entre villanos y víctimas. «El pueblo es una metáfora sobre Portugal. Para mí, esa improvisación caótica con la que la gente construyó allí sus casas refleja un poco la mentalidad del sur», comenta el director.

Crisis de «saudade»
«América, una historia muy portuguesa»
Dirección: Joao Nuno Pinto. Guión: Luisa Costa Gomes, Melanie Dimantas y Joao Nuno Pinto.Portugal, 2010. Duración: 111 minutos. Drama.

 
Ni Manoel de Oliveira ni Pedro Costa ni Joao Cesar Monteiro, quizá los tres cineastas portugueses más relevantes de la historia del cine, han evitado hundirse en la célebre «saudade» lusa, esa melancolía que, en plano fijo y con un desencantado sentido del humor, ha retratado el espíritu de un país que siempre ha tenido la sensación de ir a la deriva.

¿Qué ocurre, pues, con la «saudade» en tiempos de crisis? La ópera prima de Joao Nuno Pinto intenta responder a esa pregunta al retratar el imaginario portugués como un crisol de idiomas e identidades que, azuzados por la necesidad, conviven con el dolor y la melancolía a partes iguales. Existe el sueño de esa tierra prometida llamada América, una quimera que tiene que poner los pies en el suelo y afrontar la realidad.

La historia de una inmigrante rusa casada con un delincuente de poca monta que lidera una banda cuya principal fuente de ingresos es dedicarse a falsificar pasaportes se mezcla con la actividad de estos mangantes de serie B, dispuestos a todo para sacar unos euros extra. La idea de convertir los bajos fondos portugueses en metonimia de una nación que sufre una crisis de ansiedad resulta bastante interesante, pero a la película le falta intensidad y entidad dramática.