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Benedicto XVI: «Estoy convencido de que Cuba está mirando al mañana»
Con Juan Pablo II en la memoria. Y en sus palabras Benedicto XVI inició ayer su primer viaje a Cuba dedicando gran parte de su primer mensaje a su predecesor, el Papa Woijtyla, y a la «huella imbrrable en el alman de los cubanos» que dejó aquella «histórica visita» a la isla, que tuvo lugar hace ahora 14 años con aquel «que Cuba se abra al mundo y el mundo a Cuba».
Con algo de retraso sobre el horario previsto y tras recibir una calurosa acogida –no sólo por la temperatura– de los cubanos y saludar al dictador Raúl Castro, el Santo Padre recordó que el paso de Juan Pablo II por la isla «fue como una brisa suave de aire fresco que dio nuevo vigor a la Iglesia en Cuba, despertando en mucho una renovada conciencia de la importancia de la fe». Pero no se detuvo ahí. Benedicto XVI reflexionó sobre «la nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano» que abrió aquel viaje apostólico «con un espíritu de mayor colaboración y confianza». Este mensaje evoca al papel del clero cubano con apoyo directo de la Santa Sede para ejercer de activa interlocutora del Gobierno y mediadora en el proceso de excarcelación de presos políticos que tuvo lugar desde 2010. Sin embargo, a renglón seguido, no dudó en recordar al régimen que «todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente por cuanto se refiere a la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad».
Y es que, a pesar de que la Iglesia católica, como en el resto del mundo realiza una importante labor asistencial y educativa clave para el desarrollo del pueblo, el control que se ejerce desde el Partido hace complicado que esta tarea de aún más frutos y se amplíe.
Son muchos los que esperan de este viaje de Benedicto XVI algún mensaje en clave política, como la mención que ya hizo en el vuelo de Roma a México relación a la falta de conexión del marxismo con la realidad. En las últimas semanas, una y otra vez, los disidentes han pedido un gesto de comprensión del Papa o, al menos, acudir a las celebraciones. De momento, en sus primer discurso en la isla aseguró que «llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren», para a continuación destacar «de modo especial», además de a los niños, ancianos, enfermos y pobres, también a «los presos y sus familias».
Ensanchar horizontes
El Papa tampoco se mostró ajeno a los acontecimientos que envuelven el devenir político de Cuba, esto es, el delicado estado de salud de Fidel Castro, retirado del poder desde 2006, y con el que podría verse mañana en la visita que realizará a su hermano Raúl, como presidente del Consejo de Ministros de la Repúlica, en el Palacio de Revolución de La Habana. El encuentro no se ha confirmado, pero se espera que se produzca con el correspondiente testimonio gráfico.
Consciente de la grave crisis económica que ha llevado al régimen a plantear reformas que han abierto un resquicio a la iniciativa privada. Esta mirada a una futurible transición la puso de manifiesto al señalar que «estoy convencido de que Cuba, en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana, y para ello, se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes». Para ello no dudó en remitirese al beato José Olalló –hermano de San Juan de Dios que en el siglo XIX se ganó el sobrenombre de «padre de los pobres»– y al sacerdote e intelectual Félix Varela.
Resulta interesante esta mención del Papa, pues vivió 30 años desterrado en Estados Unidos en su lucha por la independencia de Cuba de España. Los cubanos confían en que durante este viaje le proclame «venerable», sobre todo teniendo en cuenta que su proceso de beatificación, iniciado en 1996, está patrocinado económicamente por la Fundación Félix Varela, con base en Miami, y promovida por exiliados cubanos.
Más significativo resulta incluso que en esta terna de «muchos insignes padres de la patria» que junto con la Iglesia han trabajado «sin descanso por servir mejor a todos los cubanos» se encontrara la figura del creador del Partido Revolucionario Cubano José Martí, pero también defensor de la religiosidad relacionada a la honradez y a la justicia.
Así fue el aterrizaje de Benedicto XVI en Santiago de Cuba, como «peregrino de la caridad». De hecho, su primera eucaristía la celebró en la Plaza Antonio Maceo con motivo de la celebración del 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla. Hoy visitará además el Santuario para, señaló, «postrarme a los pies de la Madre de Dios, para agradecerle sus desvelos por todos sus hijos cuabnos y pedirle su intercesión para que guíe los destinos de esta amada Nación por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación».
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