España

La clave de ser débiles por Jesús Fonseca

La Razón
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Las cosas son lo que son. No lo que conviene que sean. Y hay que decirlo. Y, sobre todo, saber contar lo que pasa, en tiempo y forma. Entre otras cosas para saber donde estamos y apechar con lo que haga falta. A estas horas del paseo, ya a nadie se le oculta que la clave de nuestra debilidad se llama corrupción. Seamos serios: es esto lo que está provocando la temida desconfianza que nos trae de calle dentro y fuera. Los inversores, que no son otra cosa que los ahorradores que nos prestan, no se fían de nosotros. Por algo será. Ya se puede reducir el sueldo el Rey y, del Rey abajo todos, que eso no solucionará los desatinos acumulados. Tenemos un país rebosante de parados, menguado de recursos y plagado de triquiñuelas. Es lo que hay, aunque amargue reconocerlo. La corrupción, esa palabra que ninguno queremos nombrar, pero que está ahí y que es la clave de nuestra debilidad. Si estamos al borde de la bancarrota, lo es, más que por ninguna otra causa, por la podredumbre, el envilecimiento y el despilfarro en el que hemos caído de unos cuantos años para acá. Esto no se resuelve sólo con recortes y reajustes. Es más, mucho más. La pregunta es: ¿cómo se mete en vereda a una sociedad así de mal criada? España necesita otro modelo de sociedad. Tampoco parecería que convenga meter más presión a la gente corriente y moliente; esa que a su trabajo acude y con su dinero paga. ¿Qué hacemos? Tal vez no esté apuntando bien la motosierra. ¿Por qué no reducir más los gastos del Estado si aún hay margen para ello? Saneemos todo lo que hay que sanear. Sólo así acabaremos con esta insoportable incertidumbre y pesimismo.