Fútbol
El árbitro que intentó suicidarse
Berlín- No hay partido. El árbitro ha intentado suicidarse. Está en el hospital, grave; pero fuera de peligro... La noticia podía servir como punto de partida para el guión de una película. No para una comedia, como «El penalti más largo del mundo» de Roberto Santiago, sino para una tragedia. Drama del siglo XXI tan real como la vida y la muerte mismas. No hay trampa ni cartón, sólo la desesperación, la depresión y la angustia; «la insoportable levedad del ser», que describió Kundera; la fragilidad, al cabo, de quien tenía que pitar a las tres y media de la tarde de ayer el encuentro entre el Colonia y el Maguncia y no acudió a la cita porque se cortó las venas.
El partido de la Bundesliga (la Primera División en Alemania) fue aplazado, tras la conmoción que originó el suceso. El intento de suicidio del árbitro Babak Rafati, alemán de origen sirio, que apareció en la habitación del hotel con profundos cortes en las muñecas, que se desangraba, fue un impacto. Entrenadores como Mirko Slomka, del Hannover, o Hubb Stevens, del Schalke, mostraron su afectación por lo sucedido y su solidadridad con el árbitro. Aunque no era uno de los suyos, formaba parte del complicado entramado del fútbol.
Babak Rafati había cumplido 41 años y por alguna razón, por ahora desconocida, decidió abandonar la estela de la vida. El «Bild» fue el primero que contó la noticia pura y dura, refirió intento de suicidio en su página web y desterró la misericordiosa «indisposición» que circuló al principio.
En la decisión de Rafati quizá tuvo algo que ver que en las tres últimas temporadas había sido declarado peor árbitro de la Bundesliga por la revista «Kicker»; o tal vez no. Pudo ser una cuestión más seria y más personal, seguro. Empezó a pitar en la Primera alemana en 2005. Dirigió 84 encuentros, y otros seis internacionales desde 2008. Afortunadamente, está fuera de peligro. Si quiere, contará por qué intentó suicidarse.
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