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«Mamá está muerta»
Un hombre asesina a su mujer en presencia de sus hijos de 5 y 3 años y un bebé de 10 días y los abandona junto al cadáver. Una sobrina de la víctima encontró a los niños con hipotermia. El asesino, de origen magrebí, se entregó por la tarde en comisaría
MADRID- Nora temblaba, de puro miedo. Pero no lloraba. Probablemente no entendía nada de lo que pasaba y eso es lo mejor que le puede ocurrir. Porque no hay mente humana que pueda soportar ver cómo tu padre mata a tu madre a puñaladas y después se va, dejándoos a ti a tus dos hermanitos, una de 3 años y otro de apenas 10 días, solos en casa. Abandonados junto al cuerpo sin vida de tu madre, tirado en el salón de casa en medio de un gran charco de sangre. Así pasaron la noche del jueves al viernes Nora, Duah y un niño recién nacido.
Alí Daghmany (el presunto autor del dantesco crímen, de 38 años) y Fátima El Fazazi (la víctima, de 39), ambos rifeños, llevaban ocho años casados, pero el machismo de él no permitió que la relación saliese adelante, según un familiar. Tras la enésima discusión, el hombre puso punto y final al matrimonio y, de paso, a la vida de su mujer con un cuchillo de cocina. Y se fue. No le importó cometer tal barbarie delante de sus hijos, por lo que, se supone, no le preocupó demasiado dejar que pasaran la noche con esa escena en el salón de casa. Bajó las escaleras, tiró el cuchillo encima de una bolsa de basura al lado del portal y desapareció.
Al parecer, la niña mayor, Nora, trató de llamar a alguien desde el móvil de su madre, pero no lo consiguió. El suceso ocurrió de madrugada pero no fue hasta las once de la mañana de ayer cuando se descubrió. Una sobrina de Fátima fue la primera en conocer la macabra historia. Había quedado con su tía pero no se presentaba y la llamó al móvil. Nora lo cogió. Le dijo lo que pasaba: «Mamá está muerta, no se despierta». La joven, de unos veintipico años, se presentó en la casa y le pidió a Nora que se subiera a una banqueta para abrirle por el telefonillo, pero terminó tirándole las llaves por la ventana. La chica abrió la puerta y llamó a la Policía. Las paredes del salón estaban llenas de sangre: Alí se había ensañado. Los sanitarios del Summa comprobaron que la mujer presentaba al menos cuatro puñaladas por la zona del tórax, abdomen y espalda, además de cortes en las manos al tratar de defenderse. Las niñas no estaban en estado de «shock» pero sí bastante temblorosas. Nora, con su inocencia de 5 años, preguntó a los sanitarios: «Mi mamá está muerta, pero la vais a curar ¿no?».
Los profesionales del Summa también se encontraron en aquella casa del horror, un primer piso del número 6 de la calle Alemania, con un bebé de apenas 10 días que presentaba síntomas de hipotermia y desnutrición. Lo trasladaron al hospital de La Paz y las niñas, que no presentaban ningún problema médico, fueron llevadas a un centro de acogida de la Comunidad de Madrid.
El Grupo VI de Homicidios, encargado de la investigación, precintó ayer la puerta de la casa tras la inspección ocular de la Policía Científica y el levantamiento del cadáver y recogió el que se supone es el arma homicida, manchado de sangre hasta la empuñadura.
Según los vecinos del barrio, Alí trabajaba en una carnicería especializada en productos magrebíes que era propiedad de la familia de ella. Fátima, por su parte, trabajaba esporádicamente como empleada del hogar hasta que se quedó embarazada de su último hijo.
Durante todo el día de ayer los comentarios sobre la familia magrebí no cesaron en La Ventilla, un barrio con un alto porcentaje de población inmigrante. Dos vecinas de Fátima comentaban que últimamente la mujer no acudía a recoger a las niñas al colegio público Pío XII, donde estudiaban. «Venía Alí, que cogía a las niñas de malas maneras, como arrastrándolas. No se veía que les tuviese cariño». De hecho, fuentes cercanas a la investigación escucharon que una de las niñas dijo: «Papá dice que a las niñas malas se les mata, pero yo soy buena». Fue una de estas mujeres magrebíes quien sobre las seis de la tarde de ayer marcó el 091 para advertir de que el presunto asesino había vuelto al barrio. «Lo vi desde la ventana. Andaba como ido, mirando para atrás todo el rato. Vestía pantalón de pana verde oscuro y sudadera gris. Además cojea, es fácil reconocerle», declaró la mujer ante un agente de policía que patrullaba el barrio. Pero no hizo falta buscarle mucho más. Sobre las ocho de la tarde, Alí se presentó en la comisaría de Tetuán. Además de homicidio, al individuo podrían imputarle abandono de menores.
Nora y Duah, tuteladas por la comunidad
Las hijas de Alí y Fátima, Nora y Duah, de 5 y 3 años, fueron trasladadas ayer a un centro de acogida de la Consejería de Asuntos Sociales hasta que se aclare la situación. Fátima tiene en Madrid muchos familiares, por lo que parece probable que las niñas no sean tuteladas por la Comunidad de forma permanente. El consejero del área, Salvador Victoria, recordó la importancia de denunciar todas situaciones de maltrato. Y es que, 2011 va camino de cerrarase con cerca de una decena de este tipo de crímenes en la región. El último caso fue el de Avellaneda Núñez, una dominicana de 17 años en Collado Villalba. Sin embargo, la Secretaría de Estado de Igualdad no lo considera violencia de género por haber sido una relación esporádica.
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