Historia
El dictador
Si tienes en ti un dictador que te lleva a sufrir o a hacer sufrir a los otros, que no sabe de amor propio ni ajeno, tendrá que ser el primer objetivo de tu lucha. Nada se puede transformar si no aprendes a mejorarte a ti mismo.
Si tienes un dictador en casa que te maltrata física o psicológicamente y te hace sufrir a ti y a los tuyos, tendrás que luchar por conseguir quitarte esa lacra. Tendrás que luchar por tu independencia y libertad de elección. Nadie, ningún otro, tiene derecho a actuar injustamente contigo. Si no somos capaces de luchar por las maldades que tenemos encima, nada podremos hacer por los que están lejos.
Si tienes un dictador en la casa de al lado y escuchas que actúa con violencia contra los suyos, tendrás que tener el coraje de implicarte y denunciar su conducta. Si no eres capaz de ayudar al vecino, ¿qué podrás hacer por los que ni siquiera escuchas?
Si tienes un dictador en tu país, unos gobernantes que no se preocupan por la calidad de vida y el bienestar espiritual y material de los ciudadanos, tendrás que comprometerte a luchar por cambiar de jefes. Nadie, salvo sus habitantes, puede cambiar el sistema político de un país.
Si tienes un dictador en el mundo. Alguien que permite o potencia el hambre, la injusticia, la desigualdad de sexos o razas, la violencia, la destrucción de la tierra, la deshumanización del hombre, tendrás que luchar por derribarlo. Pero para eso, antes tendrás que haber conseguido acabar con tu propio dictador, con el del vecino, con el de tu país. Sólo entonces estarás preparado para ser guerrillero del mundo.
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