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La unidad del PSC depende de que haya retiradas
La lista de integración será posible sólo si tres candidatos tiran la toalla
BARCELONA- «La historia es para recordarla, no para repetirla». La frase, apropiada para engrosar los libros que recopilan citas, la dijo ayer José Zaragoza cuando le vino a la memoria el cónclave de Sitges de 1994, que consagró a los capitanes territoriales al frente del PSC, los mismos que todavía hoy mantienen un férrero control sobre el partido. Aquel congreso se alargó hasta las cinco de la madrugada del lunes porque no había unanimidad en torno a quién formaría parte de la ejecutiva.
A la pregunta de si el congreso que este fin de semana afronta el PSC para renovar su dirección acabará a horas intempestivas por falta de acuerdo, Zaragoza esbozó una media sonrisa. «Todo es posible», puntualizó, aunque hay unas normas que son difíciles de cambiar en medio del cónclave. El reglamento señala que se elige al primer secretario y a la ejecutiva en la misma votación. Eso implica que la futura cúpula no se negocia, porque va integrada en la lista del ganador. Sólo se negociaría en caso de que alguna de las candidaturas –Pere Navarro, Àngel Ros, Joan Ignasi Elena y Miquel Iceta– se retire.
A cuatro días del cónclave, ningún aspirante a suceder a José Montilla se ha bajado del ring. Aunque Navarro cuenta con una apoyo mayoritario –es el candidato preferido de la dirección y se han pronunciado a su favor la Federación de Barcelona, la más numerosa, la del Baix Llobregat y la nueva generación de dirigentes que representan Martínez-Sampere o Collboni–, el resto no tira la toalla. Pese a que todos los aspirantes estarían de acuerdo en votar por separado al primer secretario y a la ejecutiva, como hace el PSOE, Zaragoza ve difícil su viabilidad. Si bien estaría en manos de los 830 delegados con derecho a voto que participan en el cónclave renovar el reglamento, avisó de que «en mitad del partido es difícil cambiar las normas».
Las palabras del secretario de organización pueden verse como un aviso para que Ros, Elena e Iceta se retiren a tiempo para negociar con Navarro, claro favorito, su participación en la ejecutiva.
Para Ros, que ya ha dicho que aspira a convertirse en candidato del PSC a la Presidencia de la Generalitat, no sería un mala estrategia. El alcalde de Lleida estudia unirse con el obiolista Elena y formar un frente catalanista, en cambio descarta una candidatura unitaria con los cuatro aspirantes. La decisión de Ros forzaría a Iceta a retirarse el jueves después de no haber conseguido una candidatura unitaria.
Unidad sólo si hay consenso
Navarro, en el marco de la conferencia para presentar su proyecto, no se dio por vencido y llamó a la unidad, aunque matizó que no debe ser a «cualquier precio», sólo si hay consenso. Navarro está de acuerdo con el resto de candidatos en gran parte de las propuestas como celebrar elecciones primarias abiertas a la ciudadanía para elegir a los candidatos del PSC o dibujar un nuevo protocolo para relacionarse con el PSOE que dé más visibilidad a los catalanes. En un claro pulso a Ros, reivindicó un PSC catalanista.
Una votación decisiva en el «nuevo PSC»
- La votación a los órganos de dirección pondrá el colofón al cónclave para un «nuevo PSC» (lema del congreso) . Está por ver si todos los candidatos a líder llegan hasta el final (probablemente no).
-En todo caso, para someter su candidatura a votación necesitan el apoyo de un mínimo de 20 delegaciones, que representen al menos un 20 por ciento de los delegados. Traducido en cifras absolutas, significa que cada aspirante tiene que partir con el respaldo de 166 de los 830 delegados con derecho a voto.
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