Deportes
Atlético sin taquicardia
O casi. Lo cierto es que Atleti transmite una sensación de seguridad que no habíamos visto en mucho tiempo. Después de varios años de titubeos y angustias la defensa funciona e incluso en los momentos de máximo agobio, como ocurrió el sábado en San Mamés, transmite confianza y aplomo. Ese es el secreto, el aplomo que Quique ha sabido infundir en unos jugadores que hace apenas unos meses carecían de autoestima y hoy, tras conseguir dos nuevos trofeos para las vitrinas del Calderón, pueden jugar de tú a tú con cualquiera. Lo demostraron ganando la Supercopa al Inter y en los dos partidos de Liga disputados hasta ahora.
Es pronto para hacerse ilusiones, pero soñar es gratis y ya es hora de cerrar los ojos y vernos ganando un campeonato catorce años después del doblete. Hay equipo, hay bloque y hay ganas, por lo tanto no se trata de ningún disparate el dejar volar la imaginación.
Esta Liga tiene que ser cosa de tres, y mas viendo que el Real Madrid sigue sumando estrellas que no terminan de encajar como equipo, y que el Barça ha empezado con una pájara de aupa. Si las lesiones nos respetan un poco y cafres como Gurpegui no nos dejan sin el «Kun» o sin Forlán, va a ser muy difícil ganarle a este Atleti, que vuelve a parecerse al de sus mejores tiempos.
Los minutos finales del sábado frente a los bilbaínos nos los podríamos haber ahorrado si Undiano Mallenco hubiera tenido el coraje de pitar penalti y expulsar a Gurpegui, que soltó su hachazo cuando el «Kun», fuera o dentro del área, tenía una clarísima oportunidad de gol. Pero los árbitros españoles ya sabemos que son como el juego de las siete y media. O se pasan o no llegan.
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