Los bombardeos sacuden Alepo

El régimen de Bachar al Asad ha sufrido un nuevo golpe político con la deserción de la diputada de Alepo Ijlas Badaui que huyó ayer a Turquía. Se trata de la primera deslealtad de un miembro del Parlamento desde el inicio del conflicto y, seguramente, no será la última. Baduni declaró que desertó en protesta por la represión del régimen contra civiles, al tiempo que alertó de que el Ejército está preparando una ofensiva a gran escala contra la capital económica de Siria. Ayer las tropas de Asad bombardearon los barrios de Al Fardus, Salahedin, Al Sukari, Al Ansari, Al Mashad y Bustan al Qasr, en manos del Ejército Libre de Siria (ELS).

Precisamente, que la dimisión haya venido de un parlamentario de Alepo, donde las fuerzas gubernamentales se enfrentan con dureza a los rebeldes desde hace una semana, es un hecho significativo del más que probable colapso del régimen sirio. El primero en felicitase por la defección fue el opositor Consejo Nacional Sirio, que en palabras de su portavoz, Mulhen al Derubi, «supone un paso importante por ser una mujer y una diputada». El goteo sistemático de deserciones en la última semana es un síntoma de que el régimen está enfermo, y es la muestra de deslealtad su punto más débil para derrocarlo. El embajador sirio en Emiratos Árabes Unidos, Abdelatif al Dabag, abandonó su puesto el miércoles y se unió a las filas opositoras, como hizo poco antes su esposa Lamia al Hariri, representante diplomática en Chipre. También ayer se produjeron deserciones de oficiales de alto rango del aeropuerto miliar de Taftanas, en el norte de la provincia Idlib, informaron fuentes rebeldes a LA RAZÓN. El aeródromo de Taftanas es la principal base aérea del Ejército sirio en el norte del país y la mayoría de los helicópteros y aviones de combate que se están empleando para bombardear los barrios rebeldes de Alepo provienen de allí.

Mientras las fuerzas del régimen esperan la llegada de refuerzos militares, los rebeldes se preparan para defender la ciudad de un inminente ataque. El subcomandante en jefe del ELS, Malek Kurdi, que dirige las operaciones desde el sur de Turquía, se ha trasladado a la ciudad de Alepo. Según Kurdi, las tropas de Asad mantienen sitiada la ciudad con tanques mientras llegan más tropas. Los rebeldes «están atacando a los refuerzos militares y han causado daños materiales en vehículos blindados y tanques, con el objetivo de cerrarles el paso hacia Alepo», señaló el alto mando rebelde, que lamentó que sus combatientes sólo dispongan de armamento ligero, como viejas AK-47 y no puedan atacar primero. La batalla por el control de la segunda ciudad siria ha despertado el temor en la comunidad internacional a que se produzca «una masacre» en la ciudad, como advirtió la portavoz del Departamento de Estado de EE UU, Victoria Nuland. En la misma línea, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, manifestó su preocupación por «la probabilidad» de enfrentamientos a gran escala en Damasco y Alepo.

Por su parte, el ex jefe de misión de la ONU en Siria, el general Robert Mood, denunció que el régimen utiliza «potentes armas pesadas y violencia desproporcionada contra civiles». Para el general Mood, la caída del Gobierno de Asad, «es sólo cuestión de tiempo». El enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, conserva la esperanza de llegar a un acuerdo político con Asad que ponga fin al derramamiento de sangre. Así lo reveló ayer una fuente cercana a la negociación que explicó que Annan y el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon se reunieron ayer en Londres para discutir el futuro de la mediación y de la misión de «cascos azules».

Cien soldados en manos rebeldes
Los rebeldes han detenido a casi cien oficiales, soldados y milicianos leales a Asad en Alepo durante esta semana, según informó ayer el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Un vídeo publicado en la página web de Youtube muestra a un grupo de rebeldes de «La Brigada del Tawheed» (monoteísmo), armados con fusiles de asalto Kalashnikov y vigilando a los prisioneros, que están alineados en cuatro grupos en el patio de un colegio. Algunos prisioneros tienen moratones en la cara y los ojos hinchados y al hablar les tiembla la voz.