Túnez
ANÁLISIS: Hay relevo para Asad por Barah Mikail
l Los analistas auguran la caída de Asad, pero ¿está realmente cerca?
–Desde que surgieron las primeras revueltas populares de marzo de 2011 se comentó que este conflicto social provocaría el colapso del régimen. A diferencia de lo que ocurrió en Túnez o Egipto once meses después del inicio de la crisis siria, la población civil no parece lo suficientemente organizada y preparada como para liderar la caída de Bachar al Asad. En términos generales, Damasco y Alepo, que comprenden a diez millones de habitantes, prácticamente la mitad de la población total del país, siguen fieles al régimen.l ¿Qué sectores sociales respaldan al régimen?–Nuevamente a diferencia de Túnez, Egipto o Libia, la cúpula institucional y militar continúa detrás de Bachar al Asad. Pese a las deserciones del Ejército Libre, los cuadros de mando de las Fuerzas Armadas sirias cumplen las órdenes de Asad. Los altos dirigentes del partido Baas tampoco han desertado ni las principales autoridades de las distintas religiones que conviven en el país han expresado su rechazo al régimen, incluyendo al máximo representante de los suníes. En el plano diplomático, ningún embajador sirio ha abandonado sus posiciones y mostrado un rechazo al régimen como sí ocurrió en Libia. Pese a que la violencia es intolerable, ninguna voz de peso dentro del régimen ha dicho «basta ya» a Bachar al Asad.
l ¿Está el país dividido a en torno al rais?
–La revuelta se ha concentrado en Homs y otras denominadas «ciudades rebeldes» pero pese a que en Damasco y Alepo no se hayan producido movimientos sonados en contra del régimen, eso no quiere decir que permanezca el cien por cien de sus habitantes partidarios de Asad. Estoy convencido que muchos de sus vecinos desean un cambio de régimen. El problema está en que no existe una alternativa clara a Asad y que se teme un vacío de poder que sea aprovechado por los islamistas. Los sirios, además, sostienen que ninguna transición política puede venir impuesta desde fuera, desde Qatar, Arabia Saudí o Estados Unidos. Digamos que comparten la idea de que «mejor malo conocido que bueno por conocer».l ¿Puede el Ejército precipitar el fin del dictador como ocurrió en Egipto?–Este escenario es posible, pero esta vez el Ejército está involucrado en la represión y está comprometido con las decisiones que está tomando el presidente. Esta implicación hace menos plausible que los generales sean quienes fuercen la salida de Asad y tomen el control del país. No tienen a ninguna comunidad política que los respalde y a la que le puedan transferir el poder. Así, en el caso de que Asad cayese quien le releve lo primero que hará será cambiar la cúpula militar que ha ordenado los ataques.
l ¿Con cuantos efectivos y con qué capacidades cuenta el Ejército Libre?
–Ha habido una exageración del Ejército Libre sirio, sobre todo en el número de sus miembros. No creo que cuente con 15.000 hombres como se ha publicado. Las capacidades y medios del ELS también deben ponerse en cuarentena. Mi impresión, además, es que el Ejército Libre carece de un respaldo masivo de la sociedad civil, que teme, en parte, su radicalización.
Barah Mikail
investigador de FRIDE para Oriente Medio
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