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O'Neill en la chabola
Jim, Phil y Josie viven un largo viaje hacia la noche entre alcohol, amor y miseria dirigidos por un paisano americano, John Strasberg.PARA NO PERDERSETeatro: Matadero Madrid. Paseo de la Chopera, 14. Cuándo: desde mañana hasta el 27 de mayo.Precio: 22 euros.
MADRID- En 1943 Eugene O'Neill, padre del teatro norteamericano contemporáneo y ya Nobel, firmó su última obra larga, «Una luna para el bastardo», prolongación de su obra maestra, «Largo viaje hacia la noche». Con el título remozado –«lo de bastardo me parecía inadecuado y mal elegido»–, el director estadounidense más español, John Strasberg, estrena ahora «Una luna para los desdichados», su versión de esta historia de almas abandonadas en el interior de América, irlandeses de sangre, marcados por el amor, el alcohol y el destino. Jamie Tyrone, el chaval de esa deconstrucción de la familia que era «Largo viaje hacia la noche», es aquí Jim, está enganchado a la botella y se trae una historia especial con Josie y un tira y afloja con su padre, Phil Hogan, aparcero de sus tierras; o sea, aún más pobre que el propio Jim. «Es un personaje –explica Strasberg– que viene de la obra anterior y que trata del hermano mayor de O'Neill. Le quería mucho y le vio sufrir y ser autodestructivo».
El papel recae en Eusebio Poncela, y enfrente tiene a José Pedro Carrión (Phil) y Mercè Pons (Josie). Gorka Lasaosa y Ricardo Moya los acompañan en este viaje a algún rincón de Connecticut en 1923, concebido con una caseta solitaria, «algo que puede verse en muchas ciudades hoy en día, esas casas hechas por gente con cualquier material que se puedan encontrar», explica Strasberg. «La obra de O'Neill tiene muchas acotaciones y normalmente las producciones las siguen. Pero estamos en el siglo XXI. No es un argumento para decir que tengo derecho a hacer tonterías, pero quería que la gente entendiera el mundo en el que viven los personajes», cuenta Strasberg, que sin duda se ha ganado el derecho a hacer experimentos: de casta célebre –es hijo de Lee y Paula Strasberg–, lleva décadas dirigiendo en Nueva York, Europa y donde caiga, y fundó y dirige sus propios estudios, además del Accidental Repertory Theater. A nuestra tierra vino en 1980 y «fue como un enamoramiento. Mi vínculo con España es muy especial».
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