Barcelona
No pasa nada por César Alcalá
Según el subdelegado del Gobierno en Barcelona, Emilio Ablanedo, defraudar a la Seguridad Social es una práctica común en empresas de construcción y mensajería. Desde 2008 existen unas mil empresas ficticias con unos 10.000 trabajadores. Esto sólo en la provincia de Barcelona. Cuando la deuda con la Seguridad Social se acerca a los 120.000 euros, desaparecen y crean otra. De esta manera queda impune el delito.
El problema no es que estas empresas queden impunes. Son creadas para acceder a prestaciones de la Seguridad Social, para realizar insolvencias y para favorecer la inmigración ilegal. En definitiva, un entramado económico-social que beneficia a unos pocos espabilados.
Y este es sólo un ejemplo más de lo fácil que es defraudar en España. A corto plazo, unos salen beneficiados. A largo plazo, estos trabajadores que no han cotizado tendrán problemas en la jubilación. Luego vendrán las indignaciones. Si los defraudadores son culpables, los trabajadores, si son conocedores de este fraude, también tienen la misma culpa y responsabilidad. Los dos deberían ser juzgados por fraude a la Seguridad Social y por engañar a todos aquellos que, con esfuerzo, cumplen con sus obligaciones tributarias.
Algo no funciona bien en este país cuando estos espabilados pueden defraudar y quedar exentos, mientras el resto seríamos perseguidos de hacerlo. Estos personajillos defraudan miles de euros a sabiendas que no pasa nada. Y, como siempre, el que paga los platos rotos es el trabajador. Debemos acabar, de una vez por todas, con el «no pasa nada». No podemos permitir que delitos como este prescriban y que nadie haga nada para solucionarlo.
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