Oporto
Los días de gloria pasaron para el Sevilla fuera de Europa pese al triunfo (0-1)
El Sevilla se vacía en Oporto pero fracasa en su intento de remontada tras el 0-1 de Luis Fabiano
Los días de gloria pasaron. Querer, lo que se dice querer, el Sevilla quiere. Pero ya no puede, no da para más. Al proyecto «indestructible» de Del Nido le queda un sólo pilar en pie, la Liga, y éste también se tambalea. La ilusión de la remontada en Do Dragão duró lo que el Oporto, que llevó el control absoluto tres cuartas partes del partido, se empeñó que durase. Al final, el fútbol puso a cada uno en su sitio: al Oporto, en octavos, y al Sevilla, de forma honrosa, fuera de la Liga Europa pese al triunfo.
Claro que el Sevilla lo intentó y se dejó hasta la última gota de sudor, como demandaba su presidente, faltaría más, pero este equipo no ofrece ya la fiabilidad de antaño. Está lejos de ser aquel grupo con carácter de campeón que construyó desde el banquillo el técnico Juande Ramos. Sólo le quedan ramalazos.
Al equipo de Manzano se le fue la vida en igualar el ritmo portista, compitió por encima de las revoluciones que su físico y su calidad le permiten hoy en día y cuando llegó a meter el miedo en el cuerpo a Villas-Boas con el gol de Luis Fabiano, en una jugada aislada, gestionó de forma horrorosa unos locos últimos veinte minutos. No llegó a disparar sobre la portería de Helton y, en cambio, concedió mil y un contragolpes liderados por Hulk que sólo entre Fazio y Javi Varas lograron anular.
Un final de partido que se puso de dulce cuando Howard Webb expulsó a Ávaro Pereira segundos después del gol del brasileño, otra vez suplente, por una entrada sobre Gary Medel con los dos pies por delante. De forma inexplicable, Manzano había dejado al chileno en el banco y Zokora, titular, tardó 45 minutos en devolverle la camiseta. Un error del mismo calibre al que supuso mantener en el campo a Alexis con una amarilla. El colegiado inglés ya había perdonado la segunda amarilla al central malagueño en el primer tiempo y sólo cinco minutos después devolvió el equilibrio numérico al partido por una justa amonestación, todo sea dicho.
Al Sevilla le interesaba desde el inicio un partido loco, de ida y vuelta; cuanto más tiempo el balón estuviera en los pies de Kanouté y Jesús Navas, mejor. Eran lo único fiable de una alineación en permanente reconstrucción con jugadores cuyo rendimiento fluctúa muchísimo de un encuentro a otro. Y así parecía que sucedería desde el pitido inicial. La primera clara ocasión de Kanouté, todo calidad, lo presagiaba. Pero no fue así. Mountinho y Belluschi se comieron a Zokora y Rakitic. La intermitencia del croata y la lentitud del marfileño permitieron al Oporto, un equipo muy físico, controlar el balón y rondar el gol. El cabezazo de Falcao al larguero a la media hora lo mereció, mientras el Sevilla apenas llegaba al área contraria.
Al menos había que morir en el intento y Manzano, a la heorica, acabó jugando con cuatro delanteros en busca del gol de la clasificación. Entró incluso Rodri al final, pero salvo una internada de Jesús Navas, a cuyo centro no llegó Perotti –demasiado revolucionado todo el partido–, la gesta nunca se atisbó de cerca. Es más, la emoción se mantuvo porque ni Guarín ni Hulk definieron en claísimos contragolpes.
El Sevilla sale dignamente de Europa, como lo hizo de la Copa, pero confirmando que se ha cerrado un ciclo. Una cosa es plantar cara y otra pelear con los grandes. La segundo es imposible.
- Ficha técnica:
0 - Oporto: Hélton; Fucile, Rolando, Otamendi, Álvaro Pereira; Fernando, Joao Moutinho (Sapunaru, m.71), Belluschi; Varela (Maicon, m.86), Falcao (Guarín, m.71), Hulk.
1 - Sevilla: Javi Varas; Sergio Sánchez (Luis Fabiano, m.55, Fazio, Alexis, Fernando Navarro; Jesús Navas, Zokora (Medel, m.45), Rakitic, Perotti (Rodri, m.86); Kanouté y Negredo.
Goles: 0-1, M.70: Luis Fabiano.
Árbitro: Howard Webb (Inglaterra). Mostró tarjeta amarilla a Fernando Navarro, del Sevilla, y a Belluschi del Oporto. Expulsó con roja directa a Álvaro Pereira y por doble amarilla a Alexis.
Incidencias: Partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Liga Europa, disputado en el estadio de Dragao de Oporto ante cerca de 30.000 espectadores.
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