Crítica de libros
Pasolini en N Y
«Me gustaría tener 18 años para vivir una vida en Nueva York», le dijo un exultante Pasolini a Oriana Fallaci en una entrevista de 1966, al regreso de su primer viaje a la Gran Manzana.
El «comunista sentimental», como lo llamó Moravia, descubre allí El Dorado de la contracultura y la alternativa al anquilosamiento del «viejo comunismo estalinista y provincianismo italiano». Su entusiasmo le hará repetir viaje en 1969, y fruto de ambas experiencias es este ensayo-crónica en el que habla de su amistad con Ginsberg, sus incursiones en Harlem, las noches del Village, y saluda la germinación de una izquierda primitiva y primigenia (habla de «democracia mística», «pragmatismo idealista»), en cuyo caldo de cultivo, augura, se dan «las premisas para un posible Tercer Partido Norteamericano». El libro se completa con una extensa entrevista inédita que Pasolini concedió en su segundo viaje y cuya grabación ha estado extraviada, hasta hace un par de años, en los sótanos del Instituto Italiano de Cultura de Nueva York. En ella, repasa a fondo sus fijaciones vitales y estéticas, reconociendo su predilección por la poesía –«el único arte que no se consume»– o definiendo profusamente la realidad: «Es un plano-secuencia infinito, cuyo montaje sólo llega con la muerte»; «La objetividad no existe, pues todo es magma y sentimiento poético».
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