Bruselas

El gigante europeo avanza a pesar de todo

Las trabas de Alemania retrasa aún más la construcción de la eurozona, pero los pasos dados son revolucionarios

La Razón
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BRUSELAS- Es común en Bruselas, entre periodistas y diplomáticos, bromear sobre el carácter «histórico» de las múltiples cumbres que se suceden. El manido adjetivo es despreciado a fuerza de oírlo una y otra vez en todo tipo de encuentros sectoriales, ministeriales o de líderes sobre temas que, a la postre, se demuestran que no eran tan transcendentales o no estaban tan bien cerrados como se creía. Eso ha pasado en parte en la última cumbre de Bruselas, donde sin temas urgentes que aprobar sobre el orden del día, se ha pavimentado sin embargo un nuevo trecho que llevará a la unión bancaria, uno de los inventos más importantes de la UE desde la creación del euro.

Aunque para España queda el regusto amargo de las palabras de la canciller alemana, Angela Merkel, negando la posibilidad de liberar su deuda del rescate bancario –algo que se podría haber ahorrado aunque sólo fuera por compañerismo–, todos los analistas de Bruselas coinciden en la importancia de las cesiones hechas por Berlín. Y eso pese a que prefiere «la calidad a la velocidad» mientras la crisis acecha a todos y el retraso en las reformas llega a exasperar a algunos de los socios, sobre todo los más afectados por la crisis –Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia–.

Los 17 primero, y ahora incluso los 27, están construyendo una estructura revolucionaria destinada a crear un supervisor único para los miles de bancos que operan en el territorio comunitario. El fin es controlar su comportamiento y poner fin a futuras burbujas, espirales de especulación y demás barbaridades que han desembocado en la situación actual. Este proyecto, junto a la puesta en marcha por parte del Banco Central Europeo de un programa de compra de bonos ilimitada para rescatar a los países asfixiados por sus primas de riesgo, deberían estabilizar los mercados y mejorar la confianza, después de unos meses en los que se había llegado, incluso, a dudar de la supervivencia de la moneda única. Todo, con el objetivo de acabar con el círculo vicioso entre la deuda soberana y los bancos.

En materia de unión presupuestaria, las conclusiones de los líderes –que deciden por unanimidad, que no se olvide– plantean además la necesidad de explorar dos elementos innovadores en la estructura europea: la creación de un presupuesto único para los países con moneda única y la posibilidad de que cada uno de los estados de la eurozona llegue a un acuerdo contractual particular con las instituciones de la UE sobre las reformas que se compromete a emprender y sobre su ejecución.

 Todas son ideas que quedan ahora en manos de los ministros de Economía, cuya agenda es cada vez más precisa para pulir una unión económica y monetaria que hasta ahora estaba coja.
Pero también los líderes de los 27 volverán a la mesa de negociaciones dentro de muy poco, el 22 y 23 de noviembre, para una cumbre extraordinaria sobre el presupuesto 2014-2020 que promete ser extenuante y «a cara de perro». El «premier» británico, David Cameron, ya ha advertido de que lo vetará si no hay recortes drásticos, algo que países como España no están dispuestos a aceptar porque se juegan mucho en fondos estructurales, de cohesión y agricultura.

De nuevo en materia de unión bancaria, antes de final de año, además, los 27 deberán emprender la armonización de marcos nacionales de resolución y de garantía de depósitos basados en las propuestas legislativas de la Comisión sobre el rescate y la resolución de bancos, y los sistemas nacionales de garantía de depósitos. Y en diciembre, otra vez una cita trascendental entre los jefes de Estado y de Gobierno deberá, entonces sí, poner negro sobre blanco el programa para el próximo año. La crisis de crecimiento y la de empleo, otra vez, estarán en el menú.

 

«El euro no se rompe»
Emilio Botín, presidente del Banco Santander, ve la botella medio llena tras la cumbre europea celebrada esta semana. «Europa sigue avanzando. Ya han visto ustedes lo de Bruselas. Eso revela que el euro no se rompe y que Europa avanza», dijo en Santander a la Prensa.