País Vasco
Rubalcaba lleva el PSOE al infierno electoral
Los sondeos vaticinaron una debacle del PSOE. La campaña de Rubalcaba persiguió minimizar la derrota. Su objetivo era no pasar a la historia como el que encajó el resultado más negativo. No lo consiguió. El PSOE recibió un severo castigo a una gestión calamitosa. Ahora se abre una etapa de reflexión y de cambio. Un relevo generacional parece inevitable, pero también un giro en la forma de hacer y entender la política. Los españoles no quieren a un partido anclado en el pasado, ni a los dirigentes que lo han empujado al abismo. Toca congreso de refundación.
Herencia envenenada: ETA en el Congreso
La peor noticia de una jornada histórica fue el resultado de la marca proetarra. Amaiur alcanzó grupo parlamentario con un respaldo ciudadano desolador para la democracia. La participación –el País Vasco fue la única comunidad en la que aumentó– hacía presagiar ese resultado. La entrada de la voz de ETA en el Congreso es lamentable para la causa de la libertad y una burla para las víctimas del terrorismo. La democracia ha dado un paso atrás y la banda ha dado dos hacia delante.
La izquierda se fragmenta y se deprime
El cataclismo de los socialistas propició una acusada fragmentación de la izquierda. El voto se dividió entre los minoritarios, como IU –gran beneficiada–, UPyD, ERC, BNG o Compromís, y muy probablemente una buena parte de la abstención. Todo ello deparará uno de los hemiciclos con más formaciones de la historia de la democracia. La hegemonía aritmética del PSOE en la izquierda no está en peligro, pero su liderazgo moral para esa parte del electorado está más cuestionado que nunca, y ése es otro gran fracaso.
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