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Cerco a la «partícula de Dios»
MADRID- En el momento en que el Nobel de Física Leon Lederman se refirió al bosón de Higgs como la «partícula de Dios», la imaginación se disparó en torno a aquella misteriosa partícula. No era para menos. Casi podría decirse que el bosón, formulado en los años sesenta por el inglés Peter Higgs y última pieza del puzzle cósmico que dotó de masa a todas las partículas elementales del universo tras el «Big Bang», gozaba de propiedades divinas. Eso sí, aunque está presente en el modelo estándar de física de partículas –explicaría por qué la materia adquiere su masa– y su presencia se dé por segura, aún no ha sido hallado. Sin embargo, en el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) creen que cada vez se estrecha más el cerco.
La comunidad científica estuvo expectante ayer a las buenas nuevas de Ginebra. Pero hubo precaución. «Es pronto para decir que se ha descubierto, pero los resultados generan mucho interés», afirmaron. Una característica del bosón es que vive muy poco tiempo. Así, tras recrear los «mini Big Bangs» previos, los detectores ATLAS y CMS del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) sólo podían detectar la «partícula de Dios» en la desintegración de otras partículas de masa alta, media o baja. ¿Conclusión? Que, de existir, el rango de masas entre los que se encuentra la partícula estaría entre los 116 y los 130 GeV (gigaelectronvoltios), con un 95 por ciento de probabilidades.
«Seamos claros: no lo hemos encontrado, pero tampoco excluido», dice el director general del CERN, Rolf-Dieter Heuer.
La solución, el año que viene
«Los datos son compatibles con su existencia, pero también con su no existencia», asegura Manuel Aguilera, director del departamento de Investigación básica del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat). «Si el año que viene la máquina funciona tan bien como en 2011, y se triplican los datos, tendremos una solución a este problema», añade.
Otras teorías
- El CERN espera anunciar el hallazgo de la «partícula divina». Ahora bien, de descartarse su existencia, ¿que explicación podría darse al origen de la materia?
- Rocío Vilar, investigadora del Instituto de Física de Cantabria, apunta a la «teoría de cuerdas», por la cual todas las partículas serían en realidad «vibraciones» de otros objetos en forma de cuerda.
- También estaría la explicación de las dimensiones extra, por las cuales se propagarían las partículas.
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