Barcelona
Mas airea la hoja de ruta del Govern en vísperas de la campaña municipal
A falta de dos días para el inicio de la campaña de las municipales, Artur Mas irrumpió por sorpresa en la sala de prensa de la Generalitat para protagonizar la presentación del Pla de Govern 2011-2014, un compendio de compromisos genéricos (474) inspirados en el programa electoral con que CiU se presentó a las autonómicas (incluía 1.000 propuestas).
El presidente catalán no concretó ninguna medida nueva, simplemente enfatizó la apuesta de su gobierno por crear ocupación, moderar la presión fiscal, reducir el fracaso escolar, sostener el sistema de bienestar, alcanzar un nuevo pacto fiscal y redoblar la proyección internacional de Cataluña.
Mas quiso inspirar confianza en un momento en que las estadísticas de desempleo continúan siendo negativas en Cataluña (hay 727.000 parados, según la última Encuesta de Población Activa). El president puso el acento en que hay indicadores como el de las exportaciones o como el del turismo que evolucionan positivamente y dijo que los próximos datos del paro recogerán una cifra menor de desempleados por primera vez en 2011. Mas se felicitó por este dato, aunque advirtió: «Éste no será un año bueno desde el punto de vista del empleo».
La cita del 22-M
Las esperanzas del Govern de CiU están depositadas a partir de 2012, pero Mas es muy consciente de que le quedan por delante dos tercios de 2011 y, sobre todo, unas municipales, y no quiere que el desgaste de los recortes y de la oposición comience a pasarle factura. Ése fue básicamente el sentido de la comparecencia del presidente de la Generalitat.
Quiso salir ante la Prensa y escenificar que su gobierno tiene un plan, en sus palabras «una carta de navegación». Se basa, entre otras prioridades, en crear ocupación, en mejorar la situación financiera de la Generalitat, en mejorar la educación, en asegurar la sostenibilidad del sistema de bienestar, en garantizar el abastecimiento de energía y agua, en la seguridad y en dar respuesta al fenómeno de la inmigración.
Son lo que Mas llama «objetivos de país y no sólo del Govern». Pero a CiU no le guía únicamente un sentido transversal de la acción de gobierno, sino que también le mueven sus ambiciones nacionalistas. De ahí que otro de sus estandartes sea «conseguir nuevas cotas de soberanía» para Cataluña. Bajo este paraguas, se esconde el gran proyecto del Govern, un nuevo pacto fiscal en la línea del concierto vasco para rebajar el déficit fiscal a la mitad.
El Govern de Mas también aspira a dar alas a la proyección exterior de Cataluña, especialmente en términos culturales y económicos, según explicó el presidente de la Generalitat. Todos los partidos de la oposición censuraron el documento presentado por Mas, básicamente porque entiendieron que tiene un propósito electoralista.
La portavoz adjunta del PSC, Laia Bonet, dijo que esta hoja de ruta hace «saltar por los aires» el acuerdo que alcanzó con CiU para la investidura de Mas. El PP, por su parte, dijo gráficamente que el Govern le ha cambiado la portada a su programa electoral y no ha concretado nada nuevo.
Un empujón al pacto fiscal
El Parlament de Cataluña creará hoy la comisión de estudio sobre el pacto fiscal en la línea del concierto vasco, después de que la Mesa admitiera a trámite la propuesta de CiU y ERC para su constitución. Los trabajos de esta comisión se prolongarán hasta el 31 de octubre. La Mesa del Parlament, en cambio, rechazó otra Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para convocar un referéndum de autodeterminación con el argumento de que «no entra dentro de las competencias de la Generalitat». El Consejo de Garantías Estatutarias ya se posicionó en contra de poner en marcha esta ILP.
La Generalitat confía en lograr nuevas competencias este mandato
El Govern de Artur Mas quiere dejar su huella esta legislatura. Quiere ser recordado como el ejecutivo que posibilitó la consecución de un nuevo pacto fiscal para aumentar los ingresos de la Generalitat. Pero no piensa renunciar a un clásico de los gobierno de CiU como la obtención de nuevas competencias. El presidente catalán no fue muy preciso en ninguno de sus objetivos, pero deslizó que una de sus aspiraciones podría ser el logro de nuevas titularidades en materia de justicia. Todo ello va a depender en buena medida de la composición del próximo Congreso de los Diputados.
Un posible gobierno con mayoría absoluta haría muy difícil la negociación de nuevas competencias, mientras que un gobierno en minoría abriría el juego político para que CiU pudiera plantear sus exigencias. En cualquier caso, el grueso de los planes de los nacionalistas referidos a su relación con el Gobierno deberán esperar hasta después de las elecciones generales de 2012, ya que la Generalitat cree que el ejecutivo de Zapatero está muy débil y no se va atrever a abrir de nuevo la carpeta catalana aunque faltan muchos traspasos del Estatut.
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