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«Luché contra el estigma de ser la hija de ‘‘El Puma"»

«Luché contra el estigma de ser la hija de ‘‘El Puma"»
«Luché contra el estigma de ser la hija de ‘‘El Puma"»larazon

Dos minutos de conversación con Génesis Rodríguez bastan para comprender que es aún más lista que escultural. No le pesan los tópicos pues lleva años luchando contra el «hija de» (José Luis Rodríguez «El Puma», en la imagen) en la meca de las telenovelas. Ahora se le nota aliviada: «La fama de mi padre no ha tenido nada que ver en este caso porque en Hollywood nadie le conoce. Aun así, la primera vez que fui a un casting, acudí con un pseudónimo y no se enteraron de quién era hasta que me habían contratado. He tenido que luchar contra el estigma de ser la hija de un famoso y escuchar cosas cómo "qué fácil es ser actriz con un padre como "El Puma". Siempre tienes que demostrar lo que vales y hasta que no he hecho una película en Estados Unidos no me han tomado en serio».

Química con Jamie Bell
Gracias a su propio talento logró este papel en una película de acción diseñada para atracar la taquilla sin llamar estúpido al que se sienta frente a la pantalla. Entretener no significa dejar de cuidar el guión. Esto precisamente le atrajo de esta película de atracos en la que durante buena parte del metraje nada es lo que parece. Para empezar, el protagonista, Sam Worthington, no pretende suicidarse aunque se pasee por una cornisa a 20 pisos de altura. Ella es la chica de su hermano (Jamie Bell), los encargados de dar un gran golpe a pesar de tener las cámaras de la CNN a escasos metros. Como cualquier pareja normal, discuten por la presión de un momento clave, les tiembla el pulso... «Asger Leth es un director de documentales, por eso pretendía mucho realismo. No quería ver a Tom Cruise en "Misión imposible", por eso mismo no tuvimos mucha preparación ni nos dejaban ver el set de rodaje donde se comete el robo porque ninguno de los personajes conocían el lugar. Para cada secuencia hicimos sólo dos o tres tomas, creo que no hay otra manera de hacerlo para que salga tan natural», admite Rodríguez.

Elogia una y otra vez el sentido del humor y el buen hacer de Bell (que va dejando cada vez más lejos a Billy Elliot), con quien pudo improvisar y hacer el gamberro durante toda la filmación, todo lo contrario que con Ed Harris, el malo de la película: «Es un actor de método, cuando interpreta a un villano es un villano, no deja el personaje ni para almorzar».

Sin dejar su ánimo de taquillazo, el filme se muestra crítico con los transeúntes de Nueva York, totalmente deshumanizados ante alguien que va a quitarse la vida: «Nueva York es otro personaje más, en las escenas del suicidio no sólo había extras, sino también transeúntes. Me parece demasiado morboso que sea una forma de entretenimiento. No lo entiendo».

Después de tantos tiempo haciendo telenovela, se la ve feliz de cambiar de registro: «Es la primera vez que hacía una película de acción y me pareció muy refrescante poder interpretar con todo el cuerpo no solo con el rostro», asegura. Respecto a su personaje, aunque interpreta a una mujer atlética y con un físico prodigioso, quiere dejar claro que no tiene nada de mujer florero: «Monté un personaje fuerte, una muchacha dominante que no se toma las cosas demasiado en serio, como yo. Me gusta interpretar mujeres que no se dejen». Me encanta la acción y la comedia, pues siempre me ha tocado hacer de llorona. He sufrido tanto delante de la cámara que me encanta entretener.

«Siempre tuve ganas de hacer cine y dejar las telenovelas, aunque eso implicaba dejar una estabilidad económica y emocional. Al mudarme a Los Ángeles tuve muchos rechazos profesionales».

 

Mujer fotonovela
Estaba deseando dar el salto al cine, pero no desprecia el mundo de la novela que durante tantos años le dio de comer: «Soy de la universidad de Telemundo, puedo pasar de un sentimiento a otro totalmente diferente en cuestión de segundos gracias a haber pasado por allí». Le costó dejar Miami por el anonimato de Los Ángeles. Y ahora, desde la distancia reconoce que el desprestigio que sufre el género podría ser debido a que «entras en casa de la gente a diario, al tiempo que hacen otras cosas como planchar o cocinar y te conviertes en alguien cotidiano». Aun así reconoce que no hay nadie más fiel que las «fans» de los culebrones.