Pamplona

El frío entró y se quedó en Pamplona

El Cid resultó arrollado de fea manera por el toro de El Pilar que abrió plaza
El Cid resultó arrollado de fea manera por el toro de El Pilar que abrió plazalarazon

Entró el frío en Pamplona. Y en las ilusiones y en los ánimos. Después del festival que habíamos tenido los días anteriores, la corrida salmantina de El Pilar nos dejó más helados todavía. Frío se debió quedar también Manuel Jesús Cid «El Cid» cuando resultó cogido por el primero de la tarde, casi al final, en un descuido, después de un pinchazo, muy cerrado en tablas como era normal. El golpe en la barriga fue fuerte, pero en apariencia el pitón no había ganado la inercia del camino: se quedó por fuera. Los milagros de la Fiesta. Cuando cayó el toro, El Cid se fue a la enfermería para coserle una herida en el pie y corrieron turno después para darle tiempo a salir. El toro, ese toro, el que abrió un sexteto de desesperanza, se rajó pronto, tan pronto que ni tan siquiera había empezado la faena de muleta. Ya en banderillas cantó su profundo deseo de regresar por la puerta de toriles. En ese breve paréntesis que duró el trasteo arreció el viento, el toro se había rajado y El Cid no sumaba en la resta. Premonición de lo que estaba por venir. Qué tostón de tarde.

Volvió a escena en quinto lugar, después de visitar la enfermería, y dejó al toro en el caballo sin consideración. Después el animal iba al paso y sin poder. ¿Atisbos de buena condición? Qué sabe nadie. El toro tenía calidad, pero no soportó el sobrepeso de la suerte de varas. El Cid insistió en la faena cuando ya no era el camino y la gente estaba más enfadada que otra cosa. Y normal.

El Fandi pasó por Pamplona discreto porque no tuvo lote. La corrida de El Pilar no fue lo esperado, casi toda respondió igual, pero para mal, muy baja de casta y con las embestidas contadas en la muleta. Resolvió en banderillas con el segundo y en el trasteo con series cortas: tres y el de pecho. Embestía el toro medio viaje y tardo. Le costaba. El cuarto quizá tuvo más cosas pero justo de fondo, de ímpetu, ralentizó todo y Fandi se dejó llevar por la misma dinámica.

Nos quedaba toda la fe en Daniel Luque.

El tercero tuvo cero ímpetu en la muleta. Iba bajo mínimos, al paso, sin motor, ni casta ni ganas. Otra cosa tenía el sexto, que también lo dejaron en el caballo como si se cortaran orejas por número de minutos debajo del peto... Quiso ir después el toro a la muleta, no estaba sobrado pero tenía continuidad, incluso molesta continuidad, que descompuso a Luque en algún pasaje de la labor. La faena del sevillano pasó por distintas etapas, unas más acopladas que otras, pero la tarde no remontó. El frío había entrado y se quedó en Pamplona.