El día de las familias
Alfredo Dagnino: «Necesitamos una España consecuente con sus raíces»
MADRID- Para el presidente de la Fundación CEU San Pablo, hablar de la España necesaria exige dos aspectos clave: «Un diagnóstico de la realidad» y las «propuestas de luz». Alfredo Dagnino cree que el primer punto es necesario porque «muchas veces los diagnósticos se quedan en la superficie». Su plan para que «España pueda encaminar un futuro por el camino recto» pasa por conocer y «tener muy claro cuál es el origen y la causa última de los males que nos afligen». El análisis del diagnóstico y la propuesta y búsqueda de soluciones, según Dagnino, han de apartarse de «condicionamientos ideológicos y partidistas». Y se refirió al amor a la patria, una palabra que parece «proscrita», apuntó, pero que «no es incompatible con otros sentimientos de amor, como hacia nuestra región o a otras estructuras nacionales».Un amor que hay que reforzar, dijo, pero para lo que es imprescindible «apreciar lo que tienen de bueno y de verdadero la tradición y el orden natural heredado para poder aplicarlo a un futuro con espíritu de renovación». Aquí, destacó que «nunca» hay que echar la vista atrás con una «mirada nostálgica», sino que hay que «valorar la tradición y el orden que heredamos de nuestros antepasados y que debemos cuidar como un tesoro moral». Un tesoro «sobre el cual construir también el bien común, el futuro de España».Sobre esta base, tiene claro que «otra España es posible, una que sea consecuente con sus raíces históricas, con la auténtica base de su ser y de su identidad nacional. Una España que no sea la España del conflicto y de la contienda ni que resucite esas querellas históricas». Ese país posible es «la España de la altura de miras, de la reconciliación y de la concordia, la cual haga del amor a la patria no una cuestión ideológica de la que se pueda apropiar uno, sino un activo que pertenece a todos los españoles», «sin ninguna excepción». La idea para lograrlo, «trasladar a la sociedad española que es una misión de todos». En este punto, enumeró una serie de puntos «que un espíritu de reforma debe abordar». Uno son «las bases morales del bien, pues la cuestión religiosa sigue siendo controvertida». En segundo lugar, «la democracia y la moral», pues «nos están transmitiendo una concepción de la democracia que es puramente instrumental». En tercer término habló de «la cuestión nacional en su doble vertiente, el ser y la identidad de España» y, por último, «la mejora de la democracia, de la vida civil y en general».
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