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El mundo según John Irving

El autor regresa a sus orígenes literarios con «La última noche en Twisted River», un viaje por 50 años de vida en Estados Unidos

El mundo según John Irving
El mundo según John Irvinglarazon

Se sabe: John Irving nunca empieza a escribir una novela hasta que no conoce todos los detalles de la historia que se propone narrar: quiénes y cómo serán los personajes, cuál será el ámbito en el que se moverán a lo largo de una cierta cantidad de páginas, cómo será resuelta una trama que, paradójicamente, se inicia con su resolución: un cuaderno de bitácora que comienza donde acaba la novela y que, después de años de investigación, define el destino que tomará el mundo de ficción que el escritor ha estado pensando y meditando antes de sentarse frente al ordenador para traducirlo en palabras. «La última noche en Twisted River», duodécimo libro de este escritor nacido en Exeter en 1942 y autor de novelas como «Oración por Owen» y «El mundo según Garp», que lo situaron como uno de los narradores más importantes de la literatura americana de los últimos años, se inicia con la peripecia que Dominic Baciagalupo, el cocinero de un aserradero forestal situado en las afueras de New Hampshire, y su hijo Danny, de doce años, emprenden por distintas ciudades de Estados Unidos y Canadá, perseguidos por la sombra terrible de Carl, el alguacil de la zona y cuya novia ha muerto en un confuso episodio a manos de Danny.

Un poder redentor Es el año 1954, y los estertores de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Corea todavía se hacen sentir en una sociedad cambiante y veloz que no logra adaptarse a los signos de los tiempos. En un viaje que dura más de cincuenta años, padre e hijo se enfrentarán entonces a una serie de aventuras y desgracias al compás de una época movediza y atroz, donde los vaivenes políticos y sociales de aquellos años determinarán el pulso natural de una historia circular, repleta de esos personajes tan estrafalarios y extravagantes y de esos equívocos con importancia que suelen poblar la mayoría de las ficciones que ha escrito John Irving.No es extraño que el novelista norteamericano, después de haber vaciado el lagrimal con una novela tan autobiográfica y monumental como «Hasta que te encuentre», en «La última noche en Twisted River» haya decidido regresar a sus propias fuentes para presentar una galería de accidentes fatales, de derrumbes vitales inesperados, de mujeres que ocupan el tiempo en oficios tan grotescos como lanzarse desnudas en paracaídas, de esposas complejas y psicóticas, de estudiantes que se transforman en amos de perros indomesticables, de villanos que parecen salidos de la pluma de Víctor Hugo y de Dickens para retratar la conflictiva relación que acostumbra establecerse entre padres e hijos y, de paso, hacer que los incidentes de una vida se conviertan en una materia exquisita y narrativa gracias al poder redentor de los relatos y la ficción. En ese sentido, los personajes de esta novela de largo aliento y cuyas primeras doscientas páginas recuerdan el comienzo vertiginoso y perfecto de «Una mujer difícil», a pesar de que se hallan determinados por un accidente fatal y por las incidencias del destino, lograrán reponerse a las vicisitudes de sus propias biografías a través de la narración de sus fracasos, un ritual en el que se mezclan los deseos sexuales e inefables, la fascinación por el mundo adulto y masculino y el lento surgimiento de una vida que, cuando se hace ficción, llega a adquirir el sentido heroico y profano que palpita en los protagonistas «dickensianos» e «irvingnianos» de novelas como «El mundo según Garp», «Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra», «El Hotel New Hampshire» u «Oración por Owen».

Periplo vitalAsí, en «La última noche en Twisted River», John Irving ha construido una obra poderosa y extensa, con ribetes cómicos y trágicos, y con un protagonista cuyo periplo vital se nutre de los elementos que conforman la propia vida del autor. Porque Danny, tras graduarse en Escritura Creativa en la Universidad de Iowa, acababa convirtiéndose en un escritor americano que vive en Canadá, un escritor que escribe una novela que inmediatamente es adaptada al cine, un escritor que gana un Oscar como guionista, que debe responder a las incómodas preguntas de los periodistas sobre los atentados del World Trade Center con citas de Samuel Johnson («El patriotismo es el último refugio de los canallas») y que, en un universo colmado de accidentes terribles, ha logrado reponerse a su destino a fuerza de enfrentarse a sus dilemas éticos y morales, a la culpa que le persigue a través de los años, a la posibilidad de inventarse cada día y que, cinco décadas después de haber asesinado accidentalmente a una mujer, comprende que toda historia es un prodigio imposible de detener, una aventura que llega al final de su recorrido para volver a comenzar.

Un luchador en busca del padreSi hay algo que determina la obra de John Irving es el hecho de que nunca conoció a su padre biológico. Su madre, quien siempre le hizo creer que éste lo había abandonado, un día le mostró un montón de cartas que su progenitor le había escrito en 1943 desde una base aérea de la India y desde un hospital de China. Desde entonces, casi todas sus novelas intentan fraguar la figura de ese padre ausente, al tiempo que hacen hincapié en los lazos indestructibles que se dan entre una madre y un hijo. Autor de varios libros que se convirtieron de inmendiato en un éxito de crítica y de público, descubrió su vocación como escritor a una edad temprana, a los quince años, después de leer «Grandes esperanzas», de Charles Dickens, y de acompañar a su madre por varios teatros de pueblo, donde trabajaba como apuntadora. Después de estudiar literatura inglesa en la Universidad de New Hampshire, en 1963 viajó a la ciudad de Viena, donde vivió dos años. Al mismo tiempo que escribía su primera novela, «Libertad para los osos», se hizo aficionado a la lucha libre, un deporte que estuvo practicando durante veinte años antes de ejercer como árbitro y entrenador. En el año 1976, con la publicación de «El mundo según Garp», una novela que se llevó al cine en 1982 por George Roy Hill, el director de «El golpe» y «Dos hombres y un destino», se convirtió enseguida en uno de los escritores más destacados de su generación.

Título: «La última noche en Twisted River» Autor: John Irving Editorial: Tusquets. Precio: 26 euros. 660 páginas