Andalucía
El Gobierno en palacio por Antonio SANZ
La «vuelta al cole» huele a mochila nueva, a lápices con punta y a reencuentros. También a nuevos planes, a buenos propósitos y a espíritu de enmienda. Eso al menos es lo que nos enseñaron de pequeños. Una lección que nuestro presidente de la Junta, José Antonio Griñán, parece haber olvidado.
Griñán decidió quedarse sólo con la parte de los estrenos y aparcar la de las enmiendas y los propósitos, a juzgar por la inauguración de curso político que protagonizó su Gobierno el pasado día 31 en el Palacio de San Telmo. La escena, cuanto menos, resultó surrealista, no sólo por la teatralidad que rezuma la reunión de un Gobierno que presume de «progre» en una sala del barroco sevillano, sino por la contradicción ética y estética que suponen catorce personas ocupando un Palacio de casi 40.000 metros cuadrados que nos ha costado más de sesenta millones de euros, mientras 20.000 escolares estudian en aulas prefabricadas, las cifras del paro superan el millón de personas y más de 300.000 familias sobreviven sin ningún tipo de ingresos.
Por ello, esa primera reunión del Consejo de Gobierno se me antoja más un pasaje al más puro estilo «Viridiana» o, si me apuran, a la manera de una «Última Cena» de Leonardo: traidores, sacrificados y fieles seguidores a sabiendas de que el final está en ciernes pero vestidos de terciopelo, todo pompo y boato.
La búsqueda de paralelismos artísticos es infinita, porque lo de este Gobierno, sin duda, es puro teatro. Pero no dejemos que las cuidadas puestas en escena en el Palacio del Marqués de Griñán nos distraigan de lo importante, a saber, que este Gobierno ha demostrado no sólo su incapacidad, sino también su renuncia a sacarnos de la crisis, y que probablemente conscientes de que el ocaso del régimen socialista ha llegado a su fin, han decidido pulirse en San Telmo el dinero que queda en los bolsillos de los andaluces al peor estilo de los «nuevos ricos»: a base de cocinas de 45.000 euros, cortinas de 38.000 y facturas de electricidad de 55.000 euros mensuales. Un hecho que, además de ser una tremenda ordinariez, encierra en si mismo la denominación de origen del poder socialista, la del derroche como paradigma de la planificación económica. Por eso, hemos pedido que la Cámara de Cuentas fiscalice esos gastos como ya hizo en el año 1992, cuando descubrió un desvío de más de un millón de euros.
Es intolerable que en los tiempos que corren nuestros gobernantes nos pidan sacrificios, nos hablen de recortes, reprogramaciones y presupuestos restrictivos desde los salones del Palacio de los Duques de Montpensier. Un marco más que incomparable para el Gobierno más irresponsable de la historia de Andalucía.
* Antonio Sanz es el secretario general del PP-A.
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