El termómetro toca techo

Calor asfixiante. Era la sensación dominante ayer en el litoral de Barcelona y Tarragona, el prelitoral y el valle del Ebro. Y no fue para menos. El observatorio del Servicio Catalán de Meteorología en el barrio barcelonés del Raval registró a las 16.26 horas una temperatura de 39,3 grados, «probablemente el valor máximo histórico», informó la Generalitat.

El historial de temperaturas de la ciudad marcaba hasta ahora como temperatura máxima 39,8 grados el 5 de julio de 1982 en el Observatorio Fabra, pero el sistema de medición de las temperaturas entonces era manual, por lo que el margen de error era mayor. En cualquier caso, los 39,3 grados de ayer en pleno centro de la ciudad demuestran la dureza de esta ola de calor, que ayer dio un respiro a las comarcas del nordeste, donde la temperatura se comenzó a normalizar.

El viento de componente oeste y norte fue el que provocó que las temperaturas llegaran a valores de récord en la mitad sur de Cataluña. Tarragona, por ejemplo, el viernes había registrado una máxima de 30,8 grados, y ayer el termómetro llegó a los 39,9. La subida de entre ocho y nueve grados respecto al día anterior también se produjo en Torredembarra, Sant Pere de Ribes, Constantí y las localidades del Baix Camp, como Riudoms. Todas estas poblaciones superar los registros máximos de las últimas dos décadas.

Soportar el calor fue difícil, pero las previsiones del Servicio Catalán de Meteorología apuntan a una tregua, que debía comenzar a notarse anoche mismo porque, por la tarde, cambió la dirección del viento al este. De hecho, la Generalitat desactivó el nivel 1 de riesgo por calor y comunicó que las máximas ya no serán hoy tan duras puesto que está previsto que oscilen entre los 26 (litoral y Pirineo) y los 35 grados (resto de Cataluña, aunque con riesgo de superarlos puntualmente en la parte más oriental de Lleida y el valle del Ebro).

Con todo, las temperaturas, más propias de principios de agosto que de finales de mes, seguirán siendo altas los próximos días.