Castilla y León
De cortometrajes por Carlos PUMARES
Entre todas las secciones de la Seminci hay 45 cortometrajes., que ni se estrenan ni van a televisión. Además, aquí cerca, en Medina del Campo, hay un magnífico festival de cine corto. Y éste le quita material. En la Sección Oficial de la Seminci hay quince cortos, cosa que no ocurre en ningún otro festival, aunque aquí sirven para llegar tarde al cine ya que los ponen delante de cada película. ¡Tremendo! Hoy, a primera hora, un horror idiota de media hora de duración. Y luego, un largo de 84, que en diez minutos contaría lo mismo. Se trata de la coproducción española ‘La lapidation de Saint Étiene, de Pere Vilá Barcelo, y producida por Luis Miñarro con dinero de la Generalitat. ¿Dónde cree que se estrenará esto? ¡Como no sea en secciones culturales de embajadas! No sé por qué se hacen estas películas, salvo por negocio previo al estreno. Lou Castel, el protagonista. Único caso de actor «mayor», que es todavía peor que de joven. La otra película «a concurso» es una comedia americana muy blandita, que hace añorar las grandes y ácidas comedias americanas. Se trata de «Amor y letras» que tiene un gran hándicap: Josh Radnor. Es el guionista, el productor, el director ¡y el protagonista! ¡Miles de agotadores primeros planos de él, en una historia sobre el amor, la Universidad, el esnobismo, la inmadurez... Todo eso hablado sin parar. Sin sonidos. Pero como es americana, se estrenará, no sé dónde ni cuándo. Es una peliculita muy mona, simpática. ¿Qué pinta en un festival? Ni en este ni en el Sundance donde su puso...pero allí se pone casi todo lo americano. Muy distinta Díaz -No borrar esta sangre, de Daniel Vicori. En el 2001 en Génova, se reúne el G8. Manifestaciones, cargas policiales... pero el día de clausura la policía asalta la escuela Díaz y carga contra activistas tranquilos, gente que dormía, periodistas, gente que ponía las manos en alto, y les daba igual. Todo esto está en los periódicos y en internet. La película tiene un acierto técnico y un buen manejo de las cámaras digitales. Como hay imágenes documentales reales, la ficción cinematográfica llena el mismo tono fotográfico. El director usa una narrativa acronológica, más propia de literatura de volver atrás. Pero esta película carga en exceso en la violencia de la policía. Existió. Se debe ver, pero no recrearse como hace el director.
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