Málaga
Otra vez
Lo del número dos del PSOE en Málaga en un acto de su partido es el fruto de la ansiedad. Cuando José Blanco cuelga la chaqueta de ministro de Fomento y se viste con el traje de los domingos para sacudir al PP hay que esperar el repertorio habitual con el que pone a los populares perdidos y fuera del sistema democrático.
Pero el pasado fin de semana Blanco cruzó la línea que divide la política de Estado y la de partido. Lo de estamos a punto de acabar con ETA demuestra la necesidad que tiene el proyecto Zapatero de agarrarse al clavo ardiendo que les abrasó las manos en 2006. Otra vez se planta ante la puerta de La Moncloa la tentación de pasar a la historia. Y, en esta ocasión, la necesidad de tener algo que vender como logro aumenta la dosis de adrenalina a la vista del desastre que anuncian las encuestas. Ha empezado a rodar el balón y enfrente siguen los mismos tipos.
Ahora les llaman izquierda abertzale para que duela menos. Batasuna se ha quedado sin dinero y sin nada. Son los mismos individuos manchados con antecedentes penales terroristas que ahora dicen que lo dejan porque se les acaba el plato caliente que suponen concejalías y alcaldías. Es la gente de ETA que ha estado en las instituciones hasta que la Ley de Partidos empezó a hacer su trabajo. Si vuelven a entrar tendremos que agachar la cabeza para siempre. Su abandono del terrorismo no puede tener premio ni precio. Si como anuncia Blanco estamos a punto de acabar con ETA debemos pedir que el Gobierno no se equivoque cayendo en la tentación de la negociación política y de partido.
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