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Falla a lo grande
«El amor brujo» y «La vida breve»De Falla. Solistas: C.Gallardo-Domás, M.L.Corbacho. S.Calero, E.Fernández. Dtor. escena: G. C. del Monaco, G.Montero. Dtor. musical:O. Meier Wellberg. Palau de les Arts. Valencia.
«La vida breve» y «El amor brujo» tienen mucho en común en la narración de dos amores sin corresponder. Lo coherente hubiera sido que Giancarlo del Monaco se hubiera encargado también de la puesta en escena de la segunda, buscando el poso común entre ambas obras de la forma en que Wernicke lo intentó en el doble espectáculo que veremos en la próxima temporada de la Zarzuela. Quien conoce bien ambas sabe que, aunque al público le llegue más el ballet de «El amor brujo», no pueden funcionar juntas si se coloca ésta en segundo lugar y no se la dota de análogo contenido dramático a «Vida breve». Tampoco si tras las explosiones sonoras de esta ópera española por excelencia se elige la versión original de cámara de 1915 para la segunda.
Puesta en escena muy conceptual, inteligente, buscando la esencia de su drama y la interpretación escénica de cada una de sus notas musicales. Así debe ser la recreación operística: respeto a las esencias realzando su actual significado. No conozco que haya existido jamás una producción más lograda que la presente para esta obra. Desgraciadamente, Meier Wellber sólo olfatea las esencias de Maazel en esta partitura. No se arredra ante sus sonoridades, pero no sabe dar forma a unas frases musicales muy enraizadas en nuestro folklore. A los cantantes no se les entiende absolutamente nada. Gallardo-Domás volvió a mostrar sus grandes capacidades dramáticas convirtiendo defectos en virtud en un papel que la obliga a estar permanentemente en escena. «El amor brujo» no pudo funcionar al nivel anterior ni escénica ni musicalmente, aunque la compañía de ballet realizase un buen trabajo. Se buscó la plasticidad, pero no se logró frente a un primero tan redondo como «Vida breve». Hubo ovaciones, pero Meier Wellber pudo haber provocado un incidente al enfrentarse a dos «buhes». Sobró su gesto desafiante.
Gonzalo ALONSO
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