Actores
Erotismo limpiador
La búsqueda de nuevos caminos y argumentos que lleva a cabo continuamente la publicidad ofrece de vez en cuando peculiares anuncios gracias a la mezcla de lenguajes y estilos en principio muy alejados entre sí. Los productos de limpieza han utilizado históricamente la demostración para convencer a las amas de casa de su eficacia, bien con ejemplos «irrefutables» y palabras indescifrables que avalan los adelantos científicos que permiten dejar como los chorros del oro los rincones más sucios de la casa; bien con expertos como el mayordomo que probaba que el algodón no engaña. No hay muchos ejemplos que se saliesen de esta estrategia, aunque alguno ganó premios en festivales publicitarios, como el spot que mostraba a un ama de casa destrozada despidiéndose de su hija como si fuera a entrar a la cárcel, cuando sólo iba a limpiar el baño.
El año pasado KH Lloreda, una empresa española relativamente pequeña frente a las grandes multinacionales del sector, apostó por romper los códigos patrocinando un espectáculo de la Fura dels Baus y haciéndolos protagonistas de su campaña, con el color como protagonista. Y no les debió ir mal, pues este año ha optado por confiar en el director de cine Bigas Luna, que ha rodado tres spots de ambiente erótico para presentar sus productos, KH-7 Quitagrasas y KH-7 Vitro Espuma. Sin abandonar la demostración de la potencia y cualidades de los productos, pues de hecho el lema es «Funciona», los protagonistas son una pareja en los preliminares de sus juegos eróticos. Eso sí, el chico es un poco guarrete, y la chica tan limpia y precavida que lleva el bote de KH-7 en el bolso, lo que le permite dejar todo impecable para seguir con los jueguecitos.
La creatividad de la agencia Paradigma FCM y la experiencia de Bigas Luna consiguen que el ambiente erótico-limpiador de los tres anuncios no rechine, pues están hechos con la suficiente ironía y humor como para no pretender que las escenas que aparecen se tomen en serio. Precisamente ésa es la clave de los spots: anunciar un quitagrasas con el estilo de los anuncios de perfumes, cambiando, eso sí, los preciosos paisajes marinos y telas al viento por la cocina.
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