Cataluña
Los sueños de Nemo cobran vida
El Salón del Cómic de Barcelona acoge una antológica de Winsor McCay, con originales y páginas de prensa de sus grandes series, «Little Nemo», «Little Sammy Sneeze» y «Dream of a rarebit fiend»
BARCELONA- ¿Puede una historieta de un periódico de domingo convertirse en la manifestación artística más importante del siglo XX? Es una pregunta muy rimbombante, desde luego. ¡Un cómic!, por favor, eso son cosas de niños. Está bien para pasar el rato, pero no para tomárselo en serio, ni siquiera para definirla como «manifestación artística». La pregunta es rimbombante, desde luego, pero tiene una respuesta sencilla, un rotundo ¡SÍ!
Sólo hay que pensar en «Little Nemo in Sumberland», la serie ideada por Winsor McCay para que la respuesta sea afirmativa. Su perfección estética, su capacidad expresiva, su inagotable inventiva y su constante experimentación la convierten en una obra maestra que debería estar en todos los museos del mundo. Sin embargo, sólo está en exposiciones de cómic. Tanto da, el arte es para aquellos que saben apreciarlo y las viñetas de Winsor McCay están para todo el mundo.
Una exposición única
El Salón Internacional del Cómic de Barcelona abre sus puertas este jueves y presenta una de las exposiciones del año, una retrospectiva por los mundos asombrosos de Winsor McCay, que incluyen su inigualable «Little Nemo», y otras series míticas como «Little Sammy Sneeze», «Dream of a rarebit fiend», así como algunas de sus ilustraciones políticas. Comisariada por Vicent Sanchís, gran coleccionista de viñetas clásicas, incluye dibujos originales, páginas de prensa de la época y diferente documentación para demostrar con hechos algo incuestionable, que esta muestra debería estar también en el Macba.
La serie de Nemo se inició en 1905, en los inicios de la era del cómic. Su primera etapa duró hasta 1911 y se convirtió en un gran fenómeno de masas. El dinamismo de su viñetas, la perfección de sus dibujos, la invención temática, todo era nuevo y continúa siendo nuevo. En este sentido, ocupa el mismo lugar que «El Quijote» en la novela, representa el pasado, el presente y el futuro de todo un género narrativo.
La premisa de la serie era sencilla. Nemo, un niño de apenas ocho años, sueña con un mundo fantástico que pronto se convierte en pesadilla hasta que en la última viñeta se despierta desasosegado. La exploración del mundo de los sueños también fue el eje de otra de sus obras maestras, «Dreams of a rarebit fiend». Aquí, un hombre o una mujer sueñan con algún que otro desequilibrio, o que te crece la cabeza hasta proporciones gigantescas, o los pies, u hormigas que quieren comerse tu mano, hasta que en la última viñeta despiertan con un lamento, «no debería haber comido antes de irme a dormir».
Pionero de la animación
La sombra de McCay es muy alargada y no se entenderían obras como «Tintín», o toda la obra de Moebius sin su maestría. Su ritmo de trabajo fue siempre espectacular, incluso es uno de los padres de la animación, mostrando el camino a seguir al mismísimo Disney, creando al entrañable personaje «Gertie the dragon» en 1914. «El factor principal de mi éxito es el deseo absoluto de dibujar constantemente. Nunca quise ser un artista, simplemente no podía dejar de dibujar. Dibujaba por mi placer personal. Nunca quise saber si alguien les gustaban mis dibujos. Nunca he guardado ninguno de mis dibujos. Dibujaba en las paredes, en la pizarra de la escuela, papeles sueltos. Todavía hoy me gusta tanto dibujar como cuando era niño y ya hace muchos años de eso», decía siempre McCay, el mayor artista del siglo XX.
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