Génova

Rajoy reorganiza su artillería para centrarla ya en Rubalcaba

En el PP se frotan las manos con el polvorín de la crisis interna en el PSOE, que creen que suma a favor de su exigencia de un adelanto electoral. De hecho, en Génova sostenían ayer que si este sábado el Comité Federal socialista avala la tesis del Congreso extraordinario, y el partido obliga a José Luis Rodríguez Zapatero a dejar la secretaría general, entonces éste lo tiene aún más difícil para resistirse al anticipo.

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Mariano Rajoy pasó ayer por la sesión de control en el Congreso sin despeinarse. Y los aplausos de su bancada, y la mucho menos convincente réplica socialista para arropar a Zapatero en su derrota, fueron casi más noticia que el contenido del rifirrafe dialéctico que mantuvo con el presidente del Gobierno al hilo de una predecible pregunta, en la réplica y en la contrarréplica, sobre el paro juvenil. Rajoy no puso más entusiasmo del necesario, y Zapatero se enredó en una discutible argumentación sobre cómo mantiene «la confianza», porque lo que han cambiado «son las circunstancias». El jefe de la oposición tenía dónde hincar el diente y allí apuntó, pero sin bajarse del caballo que le ha guiado durante toda la campaña por el camino de la moderación. Más incisiva se mostró la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, que en su duelo con el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, reprochó al Gobierno que a la crisis económica hayan añadido una crisis social y política.

La oratoria que empleó Sáenz de Santamaría es el símbolo de hacia dónde va a ir caminando el discurso del PP si, como prevén, finalmente Rubalcaba se consolida como alternativa de Rajoy en las próximas generales. Ayer la portavoz llegó a corresponsabilizarle de la hecatombe electoral y de los fallos de comunicación a los que Zapatero achacó, en parte, el fracaso en la noche del 22-M. «En 1995 usted también era portavoz del Gobierno y el PSOE sufrió una derrota de cuatro puntos. Ahora que es portavoz y vicepresidente, los resultados han sido una derrota por diez, más del doble», proclamó. El PP tiene ya construido su nuevo argumentario de oposición y la idea fuerza será la de un Gobierno desocupado en trabajar por el interés general porque su presidente está ocupado en evitar que le echen los suyos antes de tiempo. Rajoy mantuvo ayer una breve reunión con Javier Arenas para revisar la coordinación de la política autonómica y municipal. No hablaron del Congreso Nacional que tocaría antes de 2012. El escenario consolida la sensación de que se aplazará, pero no está dicha la última palabra. Convocarlo garantizaría una importante plataforma mediática, pero también distraería energías de la campaña en la que ya trabajan en Génova.