Cataluña

Bombardeo constante a la religión católica desde distintos frentes

El tripartito ha cruzado en más de una ocasión la delgada línea roja. Montilla, como presidente de la Generalitat, se volcó hace dos fines de semana con la visita del Papa. Le recibió, fue a la misa dedicación al culto de la Sagrada Familia y le despidió en el aeropuerto. Zapatero no puede decir lo mismo

 
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Pero el Gobierno catalán ha intentado en repetidas ocasiones aportar su grano de arena para borrar la tradición católica. Hay varios episodios. Uno muy notable demuestra a la perfección qué han querido hacer. Hace unos meses, el consejero de Educación, el socialista Ernest Maragall, quiso cambiar las «vacaciones de Navidad» por «vacaciones de invierno». Las de «Semana Santa» iban a ser «vacaciones de primavera». El follón fue tal, que finalmente tuvo que desistir de la idea.

ICV, por su parte, tampoco ha contribuido para que la religión mayoritaria se sienta bien tratada por el Gobierno autonómico. Montaron en cólera cuando el borrador de la Ley de Educación mantenía uno de los pilares de la enseñanza en Cataluña, la escuela concertada. Su oposición a mantener las ayudas se debía a que la mayor parte de estos centros son católicos. Votaron en contra de la ley.

Y en ERC, desde la Consejería de Cultura, se han empecinado en no devolver las 113 obras de arte sacro a la Diócesis de Barbastro-Monzón que ahora están en Lleida. Su titular, Joan Manuel Tresserras, no reconoce la sentencia del Tribunal de La Rota, ni tampoco la voluntad del obispo de Lérida.

Son distintas caras de la misma moneda de una legislatura en la que el Parlamento catalán aprobó la Ley de Centros de Culto. Se trata de una norma que iguala todas las religiones, ya que «facilita el derecho a la libertad de culto», y que también es polémica, porque da a los ayuntamientos la potestad para decidir qué nuevos centros se abren de acuerdo a unas estrictas normas de seguridad. Parte de las 2.500 iglesias católicas que hay en Cataluña se libran de tener que adaptarse en 5 años, la condición es formar parte del inventario del patrimonio cultural catalán.