Casa con dos puertas por Enrique Miguel RODRÍGUEZ

Ya se sabe, difícil de guardar. Es un título que le viene como anillo al dedo a la reina de la pancarta Pilar Bardem. Se estrenaba el lunes en el Teatro Español de Madrid, «Skaifall», la última película de la saga James Bond. El Ayuntamiento había cedido el local para la gala con gran acierto. No hay dudas de que este film tiene el mayor lanzamiento a escala mundial del año y se convertirá en un supertaquillazo. La plaza madrileña de Santa Ana estaba llena de publico deseoso de ver a las grandes estrellas, como no podía ser de otra manera, y más en Madrid, también había un numeroso grupo de manifestantes, al parecer empleados del Ayuntamiento, que protestaban por recortes y despidos. Al llegar Pilar Bardem, como invitada de la productora de la película, de la que es coprotagonista su hijo Javier y por la que ha cobrado una fortuna, la Duquesa del alboroto al ver a los indignados que trataban de reventar el acto, se unió a los mismos, levantando los panfletos con una mano, mientras con la otra hacia el signo de la victoria. Terminada su colaboración especial con los reventadores, volvió a la alfombra de invitados Vip y entró por la puerta de honor a la sala de los explotadores municipales para ver una película producida por los grandes capitalistas del cine mundial. Miss Bardem, que dirían en Hollywood, no se puede estar en el plato y en las tajadas, delante y detrás de la pantalla, en el patio de butacas y en el escenario; y es que como, dice el título, personalidades, como la suya, con dos puertas difícil de guardar. Quiero decirle que soy admirador de Penélope y Javier, aunque no comparta ni sus ideas ni sus palabras, pero sin dudas son de los pocos que fijan la marca España a nivel planetario y poseen el titulo máximo que el séptimo arte concede: el Oscar. Pero usted Pilar debe calmarse y no echar sobre ellos toneladas de antipatías, que ya se encargan ellos mismos de la tarea.