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Colchonera por Alfonso Ussía
La Infanta Elena honró a LA RAZÓN con su presencia en el acto de entrega de los premios anuales que llevan mi nombre. Estaba afónica, y pese a ello se metió al personal en el bolsillo con asombrosa facilidad. Es castiza, taurina, futbolera y españolaza. Un día escribí de las simpatías futbolísticas de la Familia Real. Y me equivoqué en lo que respecta a la generación de la Infanta. Dije, y lo mantengo, que Alfonso XIII tiraba a madridista, y que sus segundos equipos eran la Real Sociedad de San Sebastián y el Rácing de Santander. Don Juan fue merengue total. Junto a él vi el primer fiasco del Real Madrid contra el Tenerife en el último partido de Liga. Cuando el Tenerife empató a dos, una pobre y frágil mesa pagó las culpas y voló por los aires. El Rey no puede manifestar su preferencia, pero lo intuyo también del Real Madrid. Lo del Príncipe de Asturias atlético lo interpreté como una hábil maniobra de imagen. Y vestí a la Infanta Elena de blanco y a la Infanta Cristina de azulgrana. Cuando tuve el honor de recibir de manos de la Infanta Cristina el «Mariano de Cavia» en la Casa de ABC, me corrigió: «No soy del "Barça"». Deduje que era madridista a muerte.
En la segunda edición de los premios de LA RAZÓN, el correspondiente a la Trayectoria Ejemplar le fue entregado al gran don Alfredo, no Rubalcaba, sino Di Stéfano. Antonio Mingote, Alfredo Di Stéfano, María Dolores Pradera y Curro Romero han sido los premiados hasta ahora. Y en un aparte le comenté al genio del fútbol que los dos únicos madridistas que estábamos en ese momento en LA RAZÓN éramos él y yo. LA RAZÓN es del «Barça» en la cúpula y colchonera en lo demás. Desde el Jefe de los deportes Julián Redondo, al anterior Director José Antonio Vera, pasando por Javier González Ferrari y María José Navarro, un arrebato de talento al servicio del error. Y el columnista deportivo de referencia, Julián García Candau, es del Villarreal y el Valencia, y mucho más culé que merengue. Me siento solo en territorio comanche.
Se despedía la Infanta de los componentes de la sección de Deportes cuando María José Navarro y Julián Redondo se interesaron por sus preferencias. «Colchonera», les reveló. Y nos dio a entender que su hermana también lo es, y que el colchonerismo del Príncipe tiene su origen en la influencia y presión a la que fue sometido por sus hermanas mayores. Es decir, que no di una a derechas con mis intuiciones.
Me parece bien que, después de tres generaciones de madridistas, el Príncipe de Asturias y las Infantas sean del «Aleti», o sea «indios», que así se llaman ellos mismos desde la presidencia de Jesús Gil. Son «indios» porque acampan junto al río –el Manzanares–, luchan contra los blancos –el Real Madrid– y su jefe era «Caballo Loco» –Jesús Gil y Gil–. Así que ya sabe Enrique Cerezo, presidente injustamente cuestionado por los olvidadizos, que el Príncipe es del «Aleti» por culpa de sus hermanas, y que la Infanta Elena es más colchonera que Ben Barek, Silva, Collar, Mendoza, Gárate y Cholo Simeone juntos y reunidos. Me parece bien –insisto–, que lo sea, pero lo lamento por lo que conlleva de sufrimiento anímico.
Siento por la Infanta Elena un especialísimo cariño. Y siento que sufra. Pero me consuela saber que es fuerte y está preparada para todo. No obstante, que de tres hijos, los tres salgan colchoneros es algo que el Rey tendría que analizar sosegadamente.
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