Excluido y «loco»

Tenía apenas catorce años cuando alguien lo invitó a elegir un libro de su gusto. José Jiménez Lozano escogió «El elogio de la locura». Desde entonces ha estado siempre más cerca del loco que del cuerdo. El autor de «El mudejarillo» acaba de cumplir 80 años, desterrado de los salones y el gubernamental pesebre. Inclasificable, como Juan de la Cruz o el maestro León, Jiménez Lozano es otro excluido, además de un cristiano en rebeldía, que planta cara a este nihilismo programado al gusto del tiempo. La traducción de sus novelas, cuentos, ensayos, diarios y poesía a otros idiomas se multiplica –pese a su alejamiento de modas y de vanguardias–, como prueba de que lo que decide, a la hora de escribir, es el encuentro entre un buen libro y un lector verdadero. Él fue el primero en advertirlo: «La política lo ha invadido todo, alma, arte, sensibilidad, razón. Todo es una cuestión política y eso puede conducir al totalitarismo». Cuando hace unos días le pregunté a dónde nos lleva este camino de crispación, el maestro me respondió: «¡Ya está usted exagerando! La gente normal con la que uno vive está harta, pero no crispada. Saben mejor que buena parte de la llamada clase política lo que es una vida civilizada». Tal vez no haya que decir más, para entender porque Jiménez Lozano es un excluido, como Juan de la Cruz o el maestro León.