Escuderías
«Soy un piloto más»
Elena Rosell pasó la mayor parte de los fines de semana de su infancia en un circuito, comenzando, casi sin darse cuenta, un camino que culminó ayer con su debut en los libres de Moto2. Asegura que jugó con muñecas como las demás niñas, pero de tanto respirar gasolina, un día decidió que quería ser piloto.
Acompañaba a su padre a las carreras de motos en las que participaba su hermano Enrique y ella, además de mirar desde fuera, se imaginaba dentro de la pista: «Me gustaba ir por los viales para estar cerca del trazado y ver cómo pilotaban los que estaban compitiendo. Me fijaba en el estilo de cada uno para aprender». Un día llegó a casa y dijo que quería competir, algo complicado para una familia que no podía soportar la carga económica de tener dos hijos subidos a la moto: «Fue difícil, pero me apoyaron y con la ayuda de las becas del circuito de Valencia empecé, y aquí estoy», dice Elena sin abandonar un tono que mezcla timidez y prudencia. Dice que ha admirado a muchos, pero nunca tuvo un ídolo concreto y tampoco se atreve a decir el nombre de algún campeón al que se parezca en su conducción: «Los que me conocen me califican como una piloto bastante fina con la moto y yo añado que soy muy concienzuda. Pienso bastante las cosas. Conduzco con finura, no soy nada agresiva en la conducción, aunque sí en la lucha por ir delante».
No teme que los compañeros la miren con recelo en la parrilla, porque «en este deporte no hay distinción de sexo y con el casco todos somos iguales». «Puede resultar extraño al principio, pero a base de ir haciéndolo bien, te ven con otros ojos. Ahora soy un piloto más. Los compañeros saben lo duro que es competir y te valoran. Me tienen el mismo respeto que a cualquier chico», dice. «Julito» Simón, al que sustituye, mandó ánimo a la «nueva» por Facebook: «Le estoy muy agradecida, fue un gesto importante para mí». La lluvia se empeñó en que el estreno de ayer en Assen no fuese fácil para Elena, que se cayó dos veces en la mojada pista de la «Catedral». Las primeras tandas de 125 y MotoGP pudieron completarse, pero no la de Moto2. La máquina de Baldolini manchó el asfalto de aceite y era imposible mantenerse en pie, así que los comisarios decidieron cancelar las sesiones de la tarde. El susto fue para Espargaró, que se dio un fuerte golpe, pasó por el hospital y hoy podrá correr.
Aspar y Taru Rinne
El culpable de que Elena esté hoy en Holanda se midió en su época de piloto a Taru Rinne, la primera mujer en puntuar en el Mundial (1988). Aspar ganó el título de 125cc aquel año y dijo de la finlandesa: «Esta chica es realmente rápida».
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