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La competencia se frota las manos tras el incidente más grave del A380

El percance que sufrió ayer el avión más grande del mundo ya se ha dejado sentir en los mercados internacionales, lo que ha supuesto un duro golpe para la europea Airbus con respecto a su eterno competidor, Boeing

Fotografía de la dañada ala izquierda del A380 en vuelo, tomada ayer por un pasajero
Fotografía de la dañada ala izquierda del A380 en vuelo, tomada ayer por un pasajerolarazon

El gigante aeronáutico estadounidense no le había perdonado a su competidor haber diseñado el avión más impresionante del mercado, muy por encima del faraónico Boeing 747, y también de su último modelo, el menor y más funcional 787. A mediodía de ayer, las acciones del grupo EADS (la matriz de Airbus) se resintieron con una bajada de hasta un 4 por ciento, mientras que las de Rolls Royce (el fabricante del motor) se dejaron un 3,8 por ciento en la bolsa de Londres. Así, la balanza podría ponerse de parte del fabricante con sede en Chicago, dentro de lo que algunos economistas vienen denominando la guerra del siglo entre las dos compañías, recrudecida aún más en los últimos tiempos por la crisis económica. Tampoco jugaban en favor del «superjumbo» un par de puntos negros en su expediente de vuelo: en abril de este mismo año dos ruedas del tren de aterrizaje de un A380 reventaron al aterrizar en el aeropuerto de Sidney. En aquel caso, el avión también pertenecía a la compañía Qantas.

Además, un año antes, en 2009 uno de estos aparatos, de la Singapore Airlines, tuvo que volver al aeropuerto de París a mitad de vuelo, tras fallar uno de sus cuatro motores, informa Reuters. De este modo, el último problema en el motor de un A380 ha sido mal acogido por los mercados, a pesar de que los expertos admitan que los fallos detectados hasta ahora en último modelo de Airbus son «relativamente frecuentes».

Y es que, desde su salida –con un retraso de dos años– al mercado en 2007, se mira con lupa cada movimiento del último modelo de Airbus, del que hay 37 ejemplares operativos, siguiendo la estela de su leyenda de Titanic de los aires, en el que se invirtieron diez años de investigación y en torno a 12.000 millones de euros.