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Cómo se crean 7000 implantes de silicona en una semana
Hasta 350 implantes mamarios, testiculares, de glúteo y pantorrilla se elaboran cada día y a mano en Sebbin. Una fábrica de prótesis en la que el proceso de creación aúna artesanía y tecnología, pero siempre bajo los máximos controles de calidad y seguridad. En España, alrededor de 18.000 mujeres aumentan de talla de sujetador y las prótesis para tener una «retaguardia» cada vez son más populares
«Por favor, sacaros pendientes relojes, pulseras y, si vais maquilladas, desmaquillaros. Podéis dejar aquí –en la sala de recepciones–vuestros bolsos, no os preocupéis que nadie os los robará». Sandrine, amable pero tajante, da las primeras instrucciones para comenzar la ruta por la fábrica de implantes de Sebbin. Sandrine lleva más de 20 años trabajando en esta casa, situada a 30 kilómetros de París, en Boissy l'Aillerie desde 1986, y nos hace de guía. Conoce a la perfección las entrañas de las instalaciones y, sobre todo, el proceso de fabricación de implantes mamarios, testiculares, de glúteo y pantorilla «made in Sebbin». Todos están hechos a mano y controlados, uno a uno, hasta diez veces durante el proceso de confección.
Entre sus muros se da forma a los materiales estéticos que acabarán con ese complejo físico, que mejorarán a una persona por dentro –desde el punto de vista psicológico– y por fuera. Senos del tamaño y la forma deseada, firmes, una inyección de autoestima. También para aquellas personas que perdieron parte de su anatomía por una enfermedad como, por ejemplo, un cáncer. Según datos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética españolas (Secpre), alrededor de 18.000 mujeres se someten en España a una cirugía de aumento de mamas.
Transparencia
Antes de nada Sandrine quiere dejar claro que «nuestras puertas siempre han estado abiertas a quien ha querido conocer por dentro Sebbin». Nada tiene que ver su hospitalidad con que saltara a la luz pública el caso de los implantes PIP. Así, enfundados en un mono blanco nuclear con capucha, patucos por zapatos y manos limpias, un grupo de cuatro periodistas y dos cirujanos plásticos comenzamos la visita de la mano de Sandrine.
Uno espera una fábrica grande, enorme, pero no. Sus dimensiones son las de una empresa familiar, acondicionada, eso sí, para cumplir con todos los protocolos de higiene y calidad. Los técnicos tienen espacio para moverse y trabajar con tranquilidad en salas blancas, completamente herméticas y limpias. En los despachos de los administrativos y directivos no hay opulencia. Sebbin son 40 personas, más otras 40 repartidas por el mundo. Cada uno de los empleados tiene una tarea encomendada.
Realizar la mezcla de silicona con la que se producirán las envolturas de los implantes, trabajar esa mezcla con la ayuda de moldes de diferentes tamaños y para las diferentes partes del cuerpo, controlar la perfección del material, analizar la homegeneidad de la envoltura, sellarla, testar el gel con el que se rellenará dicha envoltura y que dará forma y volumen a cada uno de los implantes y, finalmente, limpiar, examinar y empaquetar el producto final. La concentración debe ser máxima en todo momento y, aunque con el tiempo, uno adquiere práctica, son necesarias ciertas dotes innatas para saber producir de la nada algo que llegará a formar parte del cuerpo de una persona. Sí, todo el proceso de producción es artesanal. La tecnología sólo se utiliza para aquello a lo que no llega el hombre: inflar la envoltura para comprobar su resistencia, comprobar si tiene agujeritos, cocer, testar el material o analizar la penetración del gel, por ejemplo. En la fábrica, hay más mujeres que hombres trabajando. «Son más meticulosas y hábiles que los hombres», admite la dirección de Sebbin.
Tres y cinco semanas
La creación de un sólo implante lleva semanas, entre tres y cinco según las características: rugosidad, volumen o de si se trata de prótesis testiculares o mamarias, por ejemplo. Los implantes hechos a medida requieren como mínimo ocho semanas de trabajo. Al día, en Sebbin, se producen entre 300 y 350 implantes. A la semana, entre 1.500 y 1750. Al mes, entre 6.000 y 7.000. Al año, entre 72.000 y 84.000 unidades. De éstas, en los últimos once años, sólo el uno por ciento ha dado algún problema. La garantía de las prótesis es, como mínimo, de diez años pero aseguran, desde Sebbin, que superado este plazo los implantes pueden no ser reemplazados si en los exámenes médicos no se percibe ninguna anomalía. La visita concluye en el almacén desde donde los implantes y prótesis se distribuirán a 50 países de Europa, América, África, Oriente Medio y Asia. Sandrine nos acompaña al punto de inicio. Están los bolsos y las joyas y varias muestras de diferentes tipos de prótesis mamarias. En algún momento del proceso de su producción se desecharon por mostrar defectos o no ser aptas para la implantación en el cuerpo. Es dificil resisterse a tocarlas y jugar con sus texturas.
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