Acoso sexual
ANÁLISIS / Los lobos solitarios
¿Por qué no se ha podido evitar la matanza de Oslo y Utoeya?
–Una persona sola determinada a perpetrar una matanza es muy difícil de detectar antes de cometer sus crímenes. Las sociedades occidentales han sufrido terribles zarpazos lanzados por «lobos solitarios», fanáticos obsesionados por las más distintas causas o, simplemente, desequilibrados mentales. Timothy McVeigh asesinó a 168 personas en Oklahoma City en 1995. Dos adolescentes, Eric Harris y Dylan Klebold, sembraron de muerte la escuela de Columbine el 20 de abril de 1999. Europa no ha estado a salvo de este tipo de locura criminal. Anders Behring Breivik ha añadido su nombre a esta lista de crímenes infames. En todos ellos ha sido más fácil reconstruir los hechos que prevenirlos. Las redes sociales hacen muy fácil conseguir información y conocimiento para construir artefactos explosivos a partir de elementos en apariencia inocuos. Y el acceso a armas parece que tampoco es imposible en Europa.
¿Hay una motivación política detrás?
–Será determinante saber si Anders Behring Breivik actuó en solitario o no y cuál es su verdadero estado mental. Lo que se sabe sobre él no permite concluir, de momento, la motivación política. Parece que se definía en Facebook como nacionalista, cristiano, aficionado al culturismo y que le gustaba «El Príncipe de Maquiavelo».
¿Qué lecciones debemos aprender?
–Las sociedades democráticas y abiertas deben articular mecanismos para prevenir estos crímenes sin perder las bases de la orden de libertad, pluralismo y tolerancia.
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