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Los valencianos creen que el ocio nocturno beneficia a la ciudad
Tomar copas y bailar. Para eso salen la mayoría de los vecinos de la capital valenciana. La vida nocturna «gusta mucho».
VALENCIA-Verano es sinónimo de muchas cosas, pero la diversión lo es tanto que los meses de más calor no se entienden sin las terracitas y las copas con los amigos. Apenas unos meses antes de la declaración de Juan Llorens como Zona Acústicamente Saturada (ZAS) allá por agosto de 2008, el Ayuntamiento de Valencia comenzó un estudio psicosocial que incluía encuestas entre 2.000 usuarios de zonas de ocio nocturno con edades comprendidas entre los 18 y los 34 años, en su mayoría.
De esa serie de encuestas durante dos años se desprende que a tres de cada cuatro usuarios les satisface la oferta de ocio nocturno de la ciudad, tanto, que a más del 46 por ciento les «gusta mucho», y de entre toda ella, lo que más les gusta es tomar copas y bailar. Luego, salir a cenar y la vida en la calle, dejando el ligar y los espectáculos para el cuarto y quinto puesto del «ranking».
En cuanto a si el ocio nocturno da más problemas que beneficios, más de la mitad de los encuestados opina que se trata de una actividad muy positiva. De hecho, casi el 30 por ciento cree que reporta beneficios a la ciudad.
Sin embargo, entre los problemas que arroja esta actividad destacan la falta de transporte público y los accidentes de tráfico que se producen por la fatal combinación de consumo excesivo de alcohol más coche.
¿Y para la ciudad? Los encuestados consideran el ruido y las molestias vecinales como los principal es escollos para compaginar la diversión con el derecho al descanso. Le siguen el consumo de alcohol en la vía pública, la suciedad y el vandalismo.
Y es que el ruido sigue siendo estos días el foco de atención tras la declaración del barrio del Carmen como zona ZAS. A juicio de los usuarios, la contaminación acústica proviene principalmente de la concentración de la gente en la calle y de las terrazas, aunque también destacan los problemas de insonorización de los locales. En el tercer lugar de esta lista, el tráfico y la música a todo volumen de los coches, a los que les siguen los «lateros» y los músicos callejeros. Cierran la lista, las fiestas privadas.
No obstante, a la hora de poner remedio a los problemas, los ciudadanos no se muestran muy dispuestos a hacer sacrificios, pues proponen como primera medida para atajar el problema las campañas de concienciación. Eso sí, también están dispuestos, pero menos, a dejar de dar gritos por la calle, a no entorpecer las dobles puertas de los locales y a no hacer fiestas en casa.
Sentando las bases
Desde que se creara en 2007, la Concejalía de Contaminación Acústica que dirige Lourdes Bernal ha llevado a cabo una serie de propuestas encaminadas a acabar con el ruido. Así, en los últimos tres años, el Ayuntamiento de Valencia ha promovido campañas escolares - «para trabajar desde la base» - por las que han pasado más de 3.500 niños. Además, se ha institucionalizado el Día Sin Ruido y se ha creado el Órgano Gestor de Contaminación Acústica que coordina las actuaciones de diversas concejalías como la de Policía o Limpieza y Jardines. De igual modo, el departamento de Bernal ha puesto ya en marcha planes de acción específicos en esta materia, y prevé la creación de un Estudio de Contaminación Acústica que espera convertirse en referente. Asimismo, se creó el Observatorio del Ocio para realizar un seguimiento de esta actividad en la ciudad. «La oposición no puede decir que no hacemos nada al respecto, porque no es cierto. Con el ruido no se puede politizar», asegura al respecto la titular de este Departamento, para quien el último estudio evidencia que se ha tenido en cuenta la opinión de todas las partes, «porque se intenta hacer lo mejor para todo el mundo».
Buenas intenciones
Puestos a aceptar que el ocio nocturno forma parte de una ciudad, los usuarios apuntan varias medidas que podrían contribuir a mitigar las molestias que genera. Así, proponen aumentar la oferta de transporte público y los servicios de limpieza que tras la fiesta, dejen la zona como una patena. La concienciación por el respeto a los demás, viene después, en el segundo lugar del «ranking» de propuestas. Luego, un par de ideas más novedosas, la de especializar a los porteros de los locales en materia de contaminación acústica y la de crear zonas específicas de ocio alejadas de las viviendas. La presencia policial y la reducción de los horarios de la apertura de los locales, lo dejan para el final.
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