Pekín

«Es de locos venir al Mundial con chaleco antibalas»

Se le resiste el español por culpa del poco tiempo que le queda y de lo rápido que hablamos. A poco más de 60 días de la fiesta del fútbol, cree que el Mundial va a ser el gran escaparate para su país.

«Es de locos venir al Mundial con chaleco antibalas»
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Nacido en la provincia de Natal, el embajador surafricano lleva en política desde sus años universitarios. Economista, trabajó en el ministerio de Industria, desde donde reabrió relaciones con Oriente Medio, y de allí saltó a la embajada de Egipto, Japón y Pekín.–¿Es tan glamurosa la vida de un embajador?–No me interesan demasiado los cócteles y las fiestas, aunque forman parte del trabajo. Ser embajador es un desafío. Representas a tu país y desarrollas su política exterior. No estoy aquí para irme de cócteles sino para conseguir empleos y abrir mercados.–¿Qué es lo más raro que le ha pasado en España?–Nada excesivo. No hablo español y no he tenido tiempo de ponerme. Entiendo más de lo que hablo, pero los españoles hablan muy rápido. Eso me retrasa (ríe).–Viniendo de un país multiétnico, ¿le chocan los nacionalismos que tenemos aquí?–Nosotros no tenemos esos problemas, pero no es un fenómeno de España, se da en otras partes. Kosovo, por ejemplo.–El Parlamento de Cataluña valora prohibir las corridas de toros en su comunidad ¿qué opina?–No me gustan las corridas de toros. El espectáculo se basa en torturar un animal para entretener a la gente... –La caza de animales salvajes es uno de los reclamos de su país...Sí, pero no los torturamos. No los van disparando primero a una pata, luego a otra y así hasta que los matan. –¿Cómo vivió hace 20 años la liberación de Mandela?–Con una gran excitación. Todo el país salió a las calles a celebrar el fin de un sistema terrible que marginaba sistemáticamente a la mayoría de la población y un nuevo comienzo. Recuerde que el país estaba bloqueado por la comunidad internacional. –¿Cómo era el apartheid?–Le daré un ejemplo. No pude estudiar medicina por ser negro. Era una fórmula endemoniada de Gobierno que anulaba y destruía a la gente. Es imposible que un país crezca negando deliberadamente una mejor formación a la mayoría de su población. –¿Es el Mundial otra nueva oportunidad de cambiar el país?–Por supuesto. Eventos como éste sirven para unir a la gente y para crear empleos e infraestructuras. Con la caída del apartheid el país volvió a respirar. El fútbol tiene el mismo efecto aglutinador.–¿Le gusta el fútbol?–Sí. Jugaba de mediocentro, pero no era muy bueno.–¿Su equipo español favorito?–Me gustan los dos grandes, claro. El Madrid es el equipo con más historia. Tiene las más grandes estrellas y una gran apuesta comercial. El Barcelona tiene otra visión: cultiva su propio talento, deja crecer a Xavi, Iniesta o Messi. Las dos son buenas propuestas. Me gusta la Liga más que la «Premier». Se juega muy bien aquí. Veo todos los partidos que puedo.–¿Es aún el fútbol de los negros y el rugby de los blancos?–Ha cambiado. Muchos blancos juegan fútbol. Evidentemente hay muchos más negros que blancos, eso es todo. Hoy en Suráfrica los deportes no son de nadie.–Mucha gente imagina que los blancos viven en guetos lujosos de los que apenas salen. ¿Es así?–En absoluto. No negamos que hay un alto índice de criminalidad. Es verdad. Pero el mayor porcentaje se da en los suburbios, no en las áreas residenciales ni en la ciudad. Hemos organizado grandes eventos, como la Copa Confederaciones, y no ha pasado nada. Tengo la impresión de que se habla del crimen porque consideran que el fútbol es cosa de negros. Los estadios están hechos, las infraestructuras listas...–¿Seguro que puedes salir por la noche en Johanesburgo?–Seguro. La gente sale, no hay que quedarse en el hotel. La recomendación al equipo alemán para que lleve chalecos antibalas es una locura. Es estúpido.–¿De dónde saca tiempo para gobernar el presidente Zuma con 3 mujeres y 20 hijos?–Él decidió tener más de una mujer. Es normal en la cultura zulú. Personalmente, estoy orgulloso de tener una mujer.–¿Le tienta tener alguna más?–No, pero no juzgo al presidente. Los musulmanes pueden tener más de una mujer y nadie lo critica. Está permitido siempre que se pueda satisfacer a tus mujeres. –¿No es mucho trabajo para un presidente?–Es algo normal entre nosotros. Algunos tienen hasta seis mujeres. Las críticas vienen porque es el presidente. Sólo por eso. Hay una doble moral. Por ejemplo, en España y en buena parte del mundo la gente tiene una esposa, pero muchos duermen a menudo fuera de casa. ¿No es mejor ser leal a tus mujeres?