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OPINIÓN: Unidad de los cristianos y evangelización

La Razón
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Del 18 al 25 de enero se celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Este año tiene por lema estas palabras de San Pablo en su primera carta a los cristianos de Corinto: «Todos seremos transformados por la victoria de Nuestro Señor Jesucristo» (1Co 15,51-58).
La actualidad de las Iglesias y comunidades cristianas está profundamente marcada por la evangelización. Esto es, por el cumplimiento de todos los cristianos de aquellas palabras de Jesús que, según el evangelio de Marcos, son un verdadero mandamiento: «Id por el mundo entero y anunciad la buena nueva del Evangelio a toda la humanidad». Mandato de la evangelización, muy urgente hoy.
Estas palabras de Cristo son una llamada a la responsabilidad de todos los cristianos para fomentar la unidad como camino para una evangelización más creíble de nuestro mundo. El camino de la recomposición de la plena unidad entre los cristianos es un camino largo y no exento de dificultades y obstáculos. Pero es un camino en el que se ha adelantado mucho y en el que todavía se ha de avanzar.
El beato Juan Pablo II, en el documento que dedicó en los últimos años de su pontificado a la Iglesia de Europa, reconoció estos adelantos: «Los progresos alcanzados en el campo ecuménico en la perspectiva de la verdad, de la caridad y de la reconciliación, son un signo de gran esperanza».
Y Benedicto XVI, en especial en su discurso pronunciado en el encuentro ecuménico con motivo de su último viaje a Alemania, hizo una llamada a la unidad de todos los cristianos a fin de anunciar la persona y la salvación de Jesucristo al mundo de hoy.
Progresar en el ecumenismo nos invita a rezar –y eso es lo que hacemos todos los cristianos especialmente durante la Semana de la Unidad- y nos invita a vivir cada día más el tesoro de la fraternidad cristiana que se fundamenta en el bautismo. Éste, en efecto, nos hace partícipes de la Pascua de Jesucristo y por eso, a la luz bautismal, alcanzan su sentido las palabras del lema elegido para esta Semana de Oración: «Todos seremos transformados por la victoria de Nuestro Señor Jesucristo».
Es oportuno recordar el mensaje del llamado ecumenismo espiritual, que nos dice que la plena unidad buscada será, sobre todo, un don de Dios. Como escribe Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazaret: «Que todos sean uno para que el mundo crea que me has enviado», «la unidad debe aparecer como un fenómeno no explicable por las propias fuerzas humanas y que, por tanto, hace visible la actividad de otra fuerza. Gracias a la unidad de los discípulos de todos los tiempos, humanamente inexplicable, resulta legitimado el mismo Jesús. Se hace visible que en verdad es el Hijo. Así puede reconocerse a Dios como el creador de una unidad que supera la tendencia del mundo a la desintegración».
Y el Papa concluye diciendo que «por eso, la lucha por una unidad visible de los discípulos de Cristo representa un deber urgente para los cristianos de todo tiempo y lugar. La unidad invisible de la comunidad no es suficiente». Antes de subir a la cruz, Jesús pidió al Padre la unidad de sus futuros discípulos de todos los tiempos. Tal unidad sólo es alcanzable como un don del Espíritu Santo. Con el fin de disponernos a recibir el don de la unidad, todos los cristianos debemos rezar –y rezar juntos, los de diferentes confesiones o denominaciones cristianas- en especial durante estos días de enero.

Lluís Martínez Sistach
Cardenal Arzobispo de Barcelona