Suiza

Una oda a la suciedad

La Razón
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En los años setenta viajé con mi padre a Suiza. Me parecía fascinante, aunque a cualquier lector joven le sorprenderá, porque con los vuelos de bajo coste se han convertido en grandes viajeros. Era una España que hasta los sesenta había estado instalada en la autarquía, y se viajaba muy poco. Lo que más me impresionó y gustó de Suiza es que las calles estaban limpias. Nadie tiraba una colilla al suelo. Me molesta la gente que utiliza las calles como vertederos. Nunca lo he hecho y nunca lo haré. Cuántas veces hemos visto al típico maleducado bajar la ventanilla y tirar el paquete vacío. ¿Hará lo mismo en el salón de su casa? Un efecto colateral de la cruzada antitabaco del Gobierno, con la aquiescencia del PP, es que tendremos las calles más guarras de Europa, aunque creo que ya lo eran. A la natural actitud de algunos de tirar papeles, cajas y cualquier objeto, se une ahora la excusa perfecta de las colillas en los portales de los edificios. Una oda a la suciedad que se extenderá por las calles españolas para demostrar que hay mucho guarro suelto.