San José

Los Cabos: lujo entre coyotes

Inhóspita durante siglos, Baja California Sur es hoy sinónimo de exclusividad y lujo. Los Cabos, el corredor entre sus dos ciudades más turísticas, está plagado de increíbles campos de golf desde los que se divisan ballenas 

Los Cabos: lujo entre coyotes
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Bañada por el Mar de Cortés, uno de los más profundos del mundo, y el salvaje Pacífico, el sur de la península de Baja California es sinónimo de lujo, de villas kilométricas rodeadas por pedregales infinitos y de noches estrelladas acunadas por el aullido de los coyotes. Dividida en dos estados, fue considerada isla por los primeros conquistadores –Hernán Cortés, Fortún Jiménez y Francisco de Ulloa–, que apenas llegaron a fundar un puñado de poblados y un par de puertos, San José del Cabo y Cabo San Lucas, ubicados hoy en Baja California Sur y en cuyo corredor se encuentran algunos de los hoteles más exclusivos del planeta.Su tierra árida y los rigores de un clima seco y cálido mantuvieron este rincón de México al margen de la gran colonización y fueron claves para preservar un ecosistema frágil en su rudeza. Refugio de piratas que acosaban constantemente los galeones de la China, no fue hasta el siglo XVIII cuando San José del Cabo, el más colonial de los dos grandes puertos, comienza a despertar de su plácido letargo. De aquellos tiempos son la Misión que preside la Plaza Teniente José Antonio Mijares y las casonas que la circundan y que dibujan una de las áreas coloniales mejor conservadas de toda la península.Bohemio san joséSan José del Cabo, en el oriente de la punta sur, preserva el aire bohemio que atrajo desde los 70 a centenares de artistas. Su centro está jalonado por pequeñas tiendas con las artesanías locales y un buen número de excelentes restaurantes donde saborear los suculentos manjares que cada jornada regalan los mares. En La Panga, en pleno centro, sirven un delicioso caldo largo (sopa de marisco caliente), camarones azules salvajes, langosta de la zona norte de Baja y el preciado abulón, un molusco más grande y caro que la ostra y cuya carne es considerada uno de los más sabrosos manjares del mar. Los pescados frescos, degustados en su terraza, están también deliciosos. Por la noche, el patio se embellece aún más con velas y luces por doquier. Próximo a San José está el lujoso Hotel Marquis, enclavado en el campo de golf El Dorado, uno de los cien mejores del mundo. Desde el majestuoso lobby abierto al mar, todo aquí está cuidado al detalle. Suites inmensas que mezclan el estilo mexicano con el diseño, telescopios para admirar el firmamento, paseos a caballo por la playa, un suntuoso spa o el magnífico restaurante Canto del Mar. El Marquis, una experiencia en sí mismo, dispone además de cursos de yoga en el desierto y catas de tequila. Entre mayo y junio sus playas se pueblan de cientos de tortugas que eclosionan ante la mirada de unos pocos privilegiados. Bordeando la costa del Mar de Cortés, hacia el norte y atravesando el Trópico de Cáncer, se encuentra Cabo Pulmo, parque marino nacional que alberga uno de los mayores arrecifes de coral libre de embarcaciones de Baja California Sur. Aunque no hay hoteles en la zona, dispone de cabañas ecológicas y se puede practicar la acampada libre en la playa. Un poco más arriba se halla la turística Buena Vista, otra opción para practicar buceo o disfrutar de «raids» en sus interminables playas.Ballenas y marlinesPero Baja California Sur, BCS como abrevian los locales o simplemente Baja, no es sólo playa. En sus mares se congregan cada año los mejores pescadores de marlín, el imponente pez cuyo morro acaba en lanza. Capaz de alcanzar los 630 kilogramos de peso, la variedad negra es la más frecuente en el Pacífico, aunque también se pueden encontrar ejemplares de marlín azul y listado, atunes y peces vela, muy abundantes. Alquilar un barco con todo el equipo y licencia sale por unos 40 euros. Llegados a este punto, caben dos opciones: subir hasta Nuestra Señora de Loreto, la que fuera capital de Las Californias y cabecera de la misión evangelizadora de los jesuitas, o penetrar en el corazón de BCS. Hacia el interior, a través de la Sierra de La Laguna, encontramos la que fue la primera capital del estado: El Triunfo. Muy cerca hay un santuario de cactus donde conocer sus virtudes infinitas, como que es capaz de vivir mil años, y sus propiedades mágicas contra la fiebre alta (raíz de choya) o el cáncer (té de garambuyo). De vuelta al bullicioso Cabo San Lucas, ya de bajada, el pueblito de Todos Los Santos merece una parada y pasar alguna noche en el Hotel California. Aquí la brisa es fresca, ya que sus casas se levantan sobre un oasis a 20 kilómetros de la sierra y a menos de dos del Pacífico. Como despedida, nada como alojarse en el coqueto y lujoso Esperanza Resort, un hotel boutique a unos diez minutos de Cabo San Lucas, desde el que se divisa el paso de ballenas. Tras una exquisita cena en su restaurante Cocina del Sol, sobre las rocas en las que rompe sin cesar el Mar de Cortés, disfrute de la reconocida noche de Baja. Puede dar un paseo nocturno por la bahía de San Lucas en uno de los abundantes barcos-show o aventurarse en sus bares, refugio de piratas y surferas adictas al tequila.