Gobierno de España
Honores militares
Este Gobierno no descansa. Con la economía no acierta porque la hiperactividad acelera los cálculos y los números no salen. Los ministros, sin horas para el descanso, no tienen tiempo para ponerse de acuerdo y cuando hablan, se contradicen. Y el Presidente sigue mirándose al espejo sin encontrar respuesta al final de su «baraka». Pero hay que seguir. La ministra de Defensa ya saben que quiere cambiar tradiciones milenarias en nuestros ejércitos. A la supresión de la misa en actos oficiales, no rendir armas al paso de la custodia en la tradición del Corpus, o que no suene el himno nacional al paso del Cristo de la Legión, queremos añadirle una propuesta: ¿se puede permitir que el glorioso himno de la Armada lance a los cuatro vientos la frase «arriba el mandato de España y de Dios» o «en la rosa de los vientos me crucifico por ti»? Hay que hacer algo. ¿Y con la Inmaculada Concepción, patrona de la Infantería? Cuenta la historia que sitiados soldados de los tercios de Flandes, el siete de diciembre de 1585 y, a punto de morir por no aceptar la rendición, encontraron una imagen de la Inmaculada. Poco después, de forma milagrosa, levantaron el cerco de los hombres del Conde de Holac, que exclamó: «Parece que Dios es español». Que historia más complicada, dirá la ministra. Pues ya tiene trabajo para empezar a cambiarla. La seguirán silbando.
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