Masculinización femenina por Marina CASTAÑO

Sí, es verdad, las mujeres, infortunadamente, cada vez somos más masculinas en nuestro comportamiento. Me comentaba una amiga que vive en el tráfago de la Gran Manzana mientras nos tomábamos un champán helado en una cena de amigos, que de un tiempo a esta parte, luego de tener sexo siente unas ganas irrefrenables de vestirse y salir corriendo, cuando lo normal es entrar en ese estado de bienestar físico y mental que produce la oxitocina en el cerebro luego de un orgasmo que casi induce a un estado tierno que permite captar y disfrutar de esas caricias que llevan a entrelazar las piernas y fundir las pieles del uno y el otro en un abrazo interminable, olvidándonos del IPhone, del e-mail y de los zapatos que nos hemos comprado hace un par de horas, cosa que, todo hay que decirlo, también produce excitación. Ese estado delicioso en que se sumergen algunas personas luego de un sexo satisfactorio en general es experimentado más por la mujer… Hasta hace poco tratando de aprovechar todas las sensaciones que el cuerpo nos brinda. ¿Por qué evolucionar hacia un comportamiento peor? O, en todo caso, ¿por qué darse la vuelta y dormirse, que también es otra actitud bastante frecuente? Lo ignoro, pero supongo que debido a una vida en la que tratamos de aprovechar el tiempo al máximo en detrimento del disfrute de momentos excepcionales o, también, a que hoy día se prescinde cada vez más de situaciones emocionales que conducen a algún tipo de estado frustrante, pero no del sexo, lo cual es una filosofía bastante práctica. Ahora bien, ¿es una actitud reversible?