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Gadafi intenta «romper la cadena»

La Razón
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Las protestas populares desatadas en los países del norte de África desde principios de 2011 y que de momento han derribado a dos regímenes árabes, en Túnez y Egipto, que llevaban en el poder veinte y treinta años, respectivamente, están chocando con la oposición encarnizada del gobierno del coronel Gadafi, en Libia, que precisamente es el más longevo dictador (42 años) de toda la región.
Aunque la suerte de Gadafi está echada, el resultado final dependerá de las dificultades de los rebeldes para organizarse y de la lentitud y las divisiones que muestre la comunidad internacional, que pueden acabar con la bunkerización del dictador en Trípoli además de mantener una guerra civil entre Gadafi y el Gobierno provisional que ya se ha constituido en territorio rebelde.
Las ansias y los deseos de libertad y democracia de los jóvenes y de las clases profesionales a lo largo y ancho de todo el Magreb han provocado que sus concentraciones y manifestaciones pacíficas hayan logrado la caída, hasta ahora, de los gobiernos de Egipto y Túnez, países que ahora inician el duro camino de la transición con la ayuda inesperada de sus respectivas fuerzas militares.
No hay la menor duda de que en Libia terminará ganando también la oposición. Pese a su intento de «romper la cadena», Muamar Gadafi no va a poder impedir las aspiraciones de sus ciudadanos, pero sí puede servir de ejemplo para otros mandatarios opresores de otros países que temen la propagación de las revueltas hasta sus propias naciones.
Dentro del mundo árabe, e incluso fuera de él, hay todavía muchas dictaduras que están temblando desde hace semanas.