Pasa el tiempo y la reconciliación entre Carmen Cervera y su hijo Borja no parece estar cerca. Ayer se cumplieron diez años de la muerte del barón Thyssen y Tita habló. Eso sí, no dedicó ni una de sus palabras para comentar el comunicado que el miércoles enviaron su hijo y Blanca Cuesta a los medios de comunicación para anunciar que serán padres por tercera vez. Además, y según publica la web Vanitatis, la baronesa optó por irse de compras por el Paseo de Gracia, y hacer una obligada parada en Chanel, antes que visitar a su hijo y celebrar a su lado la buena noticia. Es algo curioso, pero no extraño ya que Cervera ni siquiera conoce a Eric, su segundo nieto, que cumplirá dos años este verano, debido a la guerra fría que mantiene enfrentados a madre e hijo desde hace varios años a causa de la herencia del barón. Quizá por este motivo, en una entrevista concedida a Efe, confiesa que durante estos años se ha sentido «muy sola» y que ha echado mucho de menos al que fue su marido. Una ausencia que intenta llenar con la compañía de sus hijas María del Carmen y Guadalupe Sabina, que viven en Suiza en un internado, a las que está inculcando el amor por el arte: «Ya se saben los nombres de muchos pintores», asegura. Otra de las ocupaciones que más le satisfacen es su dedicación al Museo Thyssen. Insiste en que gracias a ella se ha «salvado» la colección de cuadros del barón y de su familia, cumpliendo así uno de los deseos de la saga.
A pesar del evidente distanciamiento entre Borja y Tita, parece que han decidido no airear más sus trapos sucios a golpe de exclusiva y ambas partes optan por el silencio.