Partido Demócrata

El negocio del voto por Juan Roldán

La Razón
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Los republicanos siguen intentando averiguar en su largo periplo por las elecciones primarias cuál de sus aspirantes ya en liza desde principios de año será capaz de derrotar al presidente Obama, que aspira a ser reelegido en noviembre. El año electoral en EE UU –cada cuatro años para elegir al presidente– es un variado ejercicio en el que cabe todo tipo de aspirantes por parte de los dos grandes partidos políticos y que empieza a principios de año y termina en agosto en las convenciones nacionales. Pero sobre todo es un año donde las televisiones privadas del país hacen su agosto, tanto los canales nacionales como los regionales.

La vastedad del territorio, la variedad de habitantes con diversa formación y, por lo general, la despreocupación del electorado por los temas nacionales, añadido a que los grandes partidos no tienen maquinaria electoral suficiente para llegar a cada ciudad, hacen inevitable que los candidatos utilicen o bien anuncios o bien debates para llegar al votante. Y los republicanos tienen una gran disposición a utilizar cantidades de dólares en costear las apariciones televisivas. En EE UU, las donaciones de dinero para los políticos y los partidos son libres y sin restricciones. A eso hay que añadir que cualquier candidato puede utilizar su propio dinero para financiar su campaña y a lo más que se vigila son a sus declaraciones de impuestos. Mitt Romney, que encabeza como favorito la lista republicana –con muchos millones de sus empresas– fue obligado por Newt Gingrich, el segundo aspirante –también millonario– a informar de su renta en las elecciones de Florida.

En las primarias del martes, Romney y Gingrich no se gastaron prácticamente un dólar en anuncios porque los estados en liza, Colorado o Minesota, no tienen ninguna fuerza política de cara a la Convención Republicana.