Berlín

Uno de cada cinco alemanes votaría al partido del «consejo racista» del Bundesbank

Casi uno de cada cinco alemanes votaría a partido liderado por el consejero del Bundesbank Thilo Sarrazin, cuyos compañeros de gremio exigen su cese por sus tesis de tinte xenófobo y sus críticas desmedidas a los inmigrantes de origen musulmán.

 El dominical "Bild am Sonntag"publica hoy una encuesta del instituto demoscópico Emnid en la que un 18 por ciento de los consultados afirma respaldar una iniciativa así, sobre todo votantes de la Unión Cristianodemócrata de la canciller, Angela Merkel, aunque también de la socialdemocracia y la formación La Izquierda.

Además revela que un 48 por ciento de los ciudadanos alemanes comparte con Sarrazin la tesis de que la inmigración de ciudadanos extranjeros ha tenido más costes que beneficios, frente a un 36 por ciento que lo niega.

Más apoyo aún -un 64 por ciento de los consultados- tiene la exigencia del polémico político y antiguo senador de Finanzas de Berlín de que se recorten las prestaciones sociales a aquellos inmigrantes extranjeros con una deficiente voluntad de integración.

Sin embargo, un 61 por ciento no comulga con la afirmación de Sarrazin, que podría ser expulsado también del Partido Socialdemócrata, de que una inmigración descontrolada acabe convirtiendo a Alemania en un país más tonto.

En declaraciones al mismo dominical, la canciller alemana, Angela Merkel, reitera sus críticas al autor del libro "Alemania se descompone"y se suma al debate abierto por el polémico miembro aun de la ejecutiva del Bundesbank.

"No deberíamos hablar tanto sobre el señor Sarrazin, sino sobre el gran tema de la integración. Él no aporta nada a la solución del problema, es más, la dificulta. Cae en prejuicios estereotipados, divide a la sociedad y convierte en despreciable a todo un grupo de la población", afirma Merkel.

A la hora de abordar la deficiente integración de muchos inmigrantes de origen musulmán reconoce que "no podemos en tres, cuatro años corregir las omisiones de los últimos 30 años. Esto dura más que un periodo legislativo".

Además acusa a la coalición socialdemócrata-verde que gobernó Alemania antes de su llegada al poder de haber mantenido una política de integración lejana de la realidad.

"Precisamente en los tiempos rojiverdes se fomentó el sueño multicultural y se exigió demasiado poco de los inmigrantes. Mi gobierno ha cambiado eso y ha asumido una postura más cercana a la realidad", asegura la canciller.

Asimismo anuncia una actuación consecuente contra quienes rechacen la integración al exigir que "nuestras instituciones realicen un mayor control. Existen sanciones y deben ser efectivas. La severidad es importante".

Merkel se muestra también partidaria de llegar a compromisos individuales con los inmigrantes y asegura que "trabajamos para que los nuevos inmigrantes suscriban acuerdos de integración".

Igualmente hace un llamamiento a los inmigrantes que ya viven en Alemania a que se adapten a la sociedad al comentar que "podemos esperar de quienes vienen que se integren en nuestra sociedad, que aprendan nuestro idioma".

Alemania recibió entre 1962 y 1974, en pleno "milagro económico", 8,8 millones de trabajadores extranjeros, de los que 5,2 millones retornaron a sus países de origen -fundamentalmente italianos, españoles y griegos-, mientras 3,3 millones permanecen en el país, en su mayoría de origen turco.