España
Qué fácil por Reyes Monforte
Resumiendo: entre todos la mataron y ella sólo se murió. El 20 de agosto de 2008 murieron 154 personas y 18 resultaron heridas porque ese día casi nadie cumplió con su deber y aquello propició una cadena de despropósitos que resultaron mortales. Ahora, los jueces Pilar de Prada y Carlos Fraile dicen que los técnicos que pusieron hielo para bajar la temperatura de un aparato no son responsables de la chapuza ni la compañía, y que los pilotos son los responsables finales de lo que pasó. Puede que lo sean, pero desde luego no son los únicos. Y para eso han tardado sus señorías cuatro años.
Es curioso, más bien vomitivo, lo que ocurre con la Justicia en España, donde las víctimas siempre tienen las de perder y si están muertas y enterradas, mucho mejor, porque así, ni se quejan ni tienen posibilidad de defenderse. Va a ver que mirárselo o, en su defecto, rezar para que en el avión siniestrado vaya un familiar del juez en cuestión y decida entonces utilizar la Ley, el sentido común y el respeto a las víctimas para hacer Justicia. Con esta sentencia, lo único que han logrado los jueces –esas grandes personas a las que un día habría que pedir cuentas y esperemos que ese día llegue pronto– es que cuando subamos a un avión sepamos que si nos matamos nadie va a pagar por ello. Porque al igual que ellos responsabilizan a los pilotos como últimos responsables, también ellos son los responsables últimos de la injusticia que encierran las funestas sentencias judiciales. Si los jueces no tienen respeto por los muertos, ¿por qué vamos a tener nosotros respeto por sus decisiones?
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